Í N D I C E PROLOGO (Antonio González Triviño, Alcalde de Zaragoza) LA CAPITULACIÓN DE ZARAGOZA (José Pasqual de Quinto y de los Ríos, conferencia pronunciada el 20 de febrero de 1986 en el Paraninfo de la Universidad de Zaragoza) LA ARTILLERÍA Y LOS INGENIEROS EN LA POLIORCÉTICA DEL SEGUNDO SITIO (José Martínez Ferrer, Premio Universitario) URBANISMO, FORTIFICACIONES Y PERSONAJES DE LOS SITIOS DE ZARAGOZA (Juan Puerto Fuertes, Premio a estudiantes de BUP y COU) MEMORIA DEL DOLOR (César Ibáñez París, Premio Universitario Academia General Militar) 4 DE AGOSTO DE 1808 (Alicia Melús Sarrate, Premio BUP y COU Academia General Militar) LAS BANDERAS DE LA VIRGEN DEL PILAR EN 1808 (Luis Sorando Muzas, Premio Medios de Comunicación, Academia General Militar) BREVE HISTORIA DE LOS SITIOS DE ZARAGOZA. DIARIO DE UN COMBATIENTE (Santiago Salazar Cubero) ZARAGOZA: PRIMER SITIO (José María Díaz Riera) LA DEFENSA DE LOS CONVENTOS EN EL SEGUNDO SITIO. COINCIDENCIAS Y DIVERGENCIAS ENTRE IBIECA (CRONISTA), GALDÓS (NOVELISTA) Y PEYRE (NOVELISTA FRANCÉS) (A. Goded Mur) TRES INTERROGATORIOS EN LOS DOCUMENTOS DEL EJERCITO FRANCES SITIADOR DE ZARAGOZA (Ignacio Mª Martínez Ramírez) VIVENCIAS DE UN SOLDADO FRANCES EN EL SEGUNDO SITIO DE ZARAGOZA (Antonio Joaquín Ventura García)
INTERVENCIÓN DE LOS EXTRANJEROS EN LA DEFENSA DE ZARAGOZA DURANTE LOS SITIOS DE 1808 Y 1809 Luis Sorando Muzas INTRODUCCION Fue en el verano de 1919 cuando el ilustre zaragozano don J. García Mercadal descubrió casualmente en una librería de lance propiedad de don Antonio Sánchez, existente en la rinconada de la iglesia de San Ginés en Madrid, el archivo particular, completo, del general don José de Palafox y Melzi, duque de Zaragoza, compuesto por treinta cajones, conteniendo doscientos legajos con documentación inédita, referente en su mayoría a los Sitios de Zaragoza. Este interesantísimo archivo fue comprado por el Ayuntamiento de Zaragoza, gracias a la intercesión de Mercadal, por la cifra, entonces muy elevada, de 10.000 pesetas, y hoy se conserva casi totalmente ignorado en la Hemeroteca Municipal de la ciudad de Zaragoza, siendo dificilísimo el acceso al mismo, debido a las innumerables trabas con que, injustificadamente, se topa cualquier persona que desee consultarlo[i]. Hace ya algún tiempo, y tras haberlo solicitado reiteradamente, conseguí autorización para estudiar una parte del mismo, y entre los papeles y documentos que vi llamaron especialmente mi atención algunos partes y estados de fuerzas pertenecientes a regimientos compuestos por extranjeros de muy diversas nacionalidades, franceses inclusive, que participaron en la defensa de la ciudad de Zaragoza frente a los ejércitos napoleónicos durante los dos famosos Sitios de 1808 y 1809. Basándome en dichos documentos, escasos, pero inéditos, y ampliándolos con diversas referencias que sobre el tema he hallado en otras fuentes, he confeccionado los historiales de los cuatro contingentes (regimiento de suizos, batallón de walonas, compañía de portugueses y compañía de extranjeros de Casamayor), en que combatieron polacos, portugueses, italianos, alemanes, walones, suizos, rusos y franceses solidariamente junto a los españoles en defensa de nuestra libertad y cuyo esfuerzo, injustamente olvidado, merece ser recordado. BATALLÓN DE REALES GUARDIAS WALONAS DE ARAGÓN El Regimiento de las Reales Guardias Walonas de Infantería fue formado en 1702, por orden del rey español Felipe V, con voluntarios oriundos de los Países Bajos, y en mayo de 1808 estaba compuesto por tres batallones, destinados el primero en Madrid, el segundo en Barcelona y el tercero en Portugal. Tras el inicio de la guerra de la Independencia cada batallón sufrió una suerte muy diversa: el tercero logró pasar de Portugal a Andalucía y unirse al ejército del general Castaños, mientras que los batallones primero y segundo quedaron presos de los franceses en Barcelona y Madrid, respectivamente, si bien algunos individuos del primero y un número superior del segundo consiguieron evadirse y acudir a Aragón, para unirse al nuevo ejército que Palafox estaba intentando crear. Ya en los primeros días de junio fueron llegando a Zaragoza algunos guardias walones sueltos, como lo demuestra el hecho de que en el parte de bajas habidas el miércoles día 15 en la llamada batalla de las Eras del Rey, ocurrida a las puertas de Zaragoza, se cite entre los heridos a siete soldados de las guardias walonas. En los días siguientes fueron llegando a la ciudad más walones sueltos, y el martes 21 de junio lo hicieron cien walones procedentes de Barcelona, a los que F. Casamayor confunde en su diario con polacos. Con todos ellos se formó una «Compañía de Guardias Walonas», agregada al servicio de Aragón, de unos efectivos aproximados de ciento cincuenta hombres, cuyo mando se encomendó al capitán de guardias don Luis de Garro (cargo equivalente a comandante del ejército regular), y a la que se le asignó como cuartel el Hospital de Convalecientes (actual Hospital Real y General de Nuestra Señora de Gracia, en la calle Ramón y Cajal), compartido con el batallón ligero número 2 de Zaragoza. Durante el primer sitio se distinguió la compañía en las siguientes acciones: El martes 12 de julio rechazó al enemigo de varias torres que ocupaba en el camino del puente del Gállego, en el Arrabal, perdiendo dos hombres y un herido. El miércoles 13 participó en la salida efectuada para recuperar el convento de Capuchinos, situado fuera de la ciudad y ocupado por los franceses desde el día 11 (dicho convento, hoy desaparecido, ocuparía aproximadamente el cruce de la avenida de Fernando el Católico con Corona de Aragón[ii], logrando expulsarlos del edificio, si bien por poco tiempo, ya que esa misma noche volvieron los franceses a ocupar sus ruinas. La compañía perdió en esta acción cinco hombres y tuvo siete heridos. En la noche del 3 de agosto se halló la compañía de guardia y al terminar la misma, a las cuatro de la madrugada del jueves día 4, sin descansar ni un momento, hubo de permanecer en la batería del Carmen, situada ante la puerta de igual nombre, soportando un intensísimo bombardeo y respondiendo al mismo, maniobrando ella misma los cañones por falta de artilleros, hasta las nueve de la mañana, en que fue relevada por fuerzas de refresco; en esta acción perdió la compañía un alférez, un sargento, cuatro cabos y once soldados, y resultando heridos un sargento, dos cabos y nueve soldados. Después, a mediodía, cuando los franceses se lanzaron al asalto de las brechas abiertas por el bombardeo, lograron, en medio del mayor riesgo, salvar dos cañones y un obús de la batería del Carmen, llevando uno a Santa Fe y otro a Convalecientes. Los franceses lograron penetrar en la ciudad, pero el Hospital de Convalecientes y el convento de la Encarnación, a él colindante, se habían convertido en un fuerte reducto, impidiendo cualquier avance francés hacia la izquierda, en dirección de la Misericordia y el Portillo. La compañía defendió, junto a otros cuerpos, el Hospital de Convalecientes de los reiterados ataques que le dirigieron los franceses, rechazándolos todos, tanto en ese día como en los siguientes. Ibieca en su Historia de los Sitios cuenta cómo «las guardias walonas guarnecían el convento y en contestación a la bandera blanca, ya que su desgracia les redujo a la miseria de no tener una sola bandera, echaron mano de un pedazo de esterliz y le pudieron teñir, siquiera la mitad, con una cosa que parecía roja y escribieron a toda prisa «O VENCER O MORIR POR FERNANDO VII», lo pusieron en un bastón e hincaron en un saco de la batería, al tiempo que abrían fuego todos los cañones de ella»; este mismo episodio es recogido también por el barón de Lejeune. El viernes día 5 entró por el Arrabal el marqués de Lazán, hermano de Palafox, con el tercer batallón de Guardias Españolas y algunos walones procedentes de Barcelona que habían acudido a Osera. En la tarde del domingo 7 una partida de la compañía tomó diecisiete prisioneros en la esquina de San Ildefonso (hoy esquina de la calle Castrillo con la avenida de César Augusto). El día 8 dirigió Garro un escrito al general Palafox pidiéndole alguna recompensa para los sesenta y un individuos de su compañía (el capitán Garro, tres sargentos, dos cabos primeros, seis cabos segundos, un tambor y cuarenta y ocho soldados) que se habían hallado en todos los combates ya narrados; acompañaban a dicho escrito una lista con todos los nombres de estos individuos, entre los que destacan apellidos tan significativos en su origen como Salusech, Stoper, Sich, Sfranger, Goventem, Witovich, Paulosqui, Marunciac, etc. Desconozco si Palafox atendió tal solicitud. El 13 abandonaron los franceses el asedio y al amanecer del día siguiente, el domingo 14, se hallaba la ciudad fuera de peligro. Mientras Zaragoza sufría su primer sitio, otros cien walones, procedentes en este caso del primer batallón, destinado en Madrid, se habían unido en Calatayud a la «división de vanguardia del ejército de Aragón», formada por el barón de Warsage para defender los molinos de pólvora de Villafeliche y las comunicaciones con Castilla, acudiendo con ella a la batalla de Epila, al anochecer del jueves 23 de junio. En el parte de fuerzas presentes en la acción se citan trescientos sesenta guardias reales, entre españoles y walones; pero, si bien los españoles entraron en Zaragoza el 1 de julio, los walones en cambio no lo hicieron hasta mediados de agosto, concluido ya el sitio. A finales de septiembre se hallaban los walones distribuidos en dos compañías, ambas mandadas por don Luis de Garro; la una destinada en la ciudad de Zaragoza y la otra en la división, que podríamos llamar volante, de don Juan O’Neille. En octubre fueron refundidas las dos compañías de walones y la de tiradores extranjeros de Casamayor para formar, con la incorporación de otros extranjeros, un nuevo batallón que se denominó «2º Batallón de las Reales Guardias Walonas», pues pretendía ser una continuación del verdadero segundo batallón capturado por los franceses en Barcelona, si bien fue popularmente más conocido como «Walonas de Aragón». Este nuevo batallón continuó siendo mandado por don Luis de Garro y quedó organizado en ocho compañías, una de granaderos y siete de fusileros, de a cien hombres cada una, más una plana mayor bastante reducida encabezada por el comandante Garro, hallándose vacantes las plazas de ayudantes primero y segundo, y no existiendo las de abanderado ni tambor mayor. Según un curioso parte existente en el archivo Palafox, el 13 de noviembre había en el batallón, aparte de los walones, los siguientes extranjeros: |
|
A finales de ese mismo mes se dio orden de que los portugueses de la cuarta compañía pasasen al «Batallón de Fernando VII». El 16 de noviembre se ordenó que tres de sus compañías, con sus oficiales, se uniesen en Cataluña a la división salida de Zaragoza en octubre, mandada por el marqués de Lazán; salieron de aquí, pero no se unieron a éste, sino a otros contingentes de walones existentes en Rosas y Tarragona. El resto del batallón, reducido así a cinco compañías, continuó en Zaragoza con una fuerza total de quinientos cincuenta hombres, destinados a proteger las esclusas del canal Imperial en Casablanca; pero cuando a inicios de diciembre se organizaron las cuatro nuevas divisiones de que debía constar el reorganizado ejército de Aragón, quedó incluido en la mandada por don Fernando Butrón, pasando a guarnecer el barrio del Arrabal, en la orilla izquierda del río Ebro. El miércoles 21 de diciembre volvieron los franceses a atacar Zaragoza por varios puntos, iniciándose así el segundo sitio. Las guardias walonas participaron en la defensa del Arrabal frente a la división francesa del general Gazan, colaborando a su total rechazo. Ese mismo día concedió Palafox el «Escudo de premio y distinción», creado el 16 de agosto para premiar los servicios distinguidos, a sesenta y cinco individuos del batallón (un comandante [Garro], dos tenientes, un alférez, diecinueve sargentos, veintitrés cabos, dos tambores y dieciséis soldados); el 30 de septiembre se lo había concedido ya a un sargento que, pese a pertenecer a este batallón, tenía un nombre tan español como Fermín Paulino. El sábado 31 de diciembre, último día del año, participó con quinientos veinticinco hombres en la salida que, dirigida por Butrón, se efectuó contra las líneas enemigas de la Bernardona, perdiendo en la misma un cabo y cuatro soldados muertos y catorce heridos, entre ellos el alférez don Alberto de Suelves. Palafox les recompensó con el distintivo de una cinta roja colocada en la solapa. Según estado de fuerzas del 1 de enero de 1809 contaba el batallón con una fuerza total de quinientos cincuenta y tres hombres (un capitán, dos alféreces, dos tenientes, dieciocho tenientes segundos, dieciocho sargentos, dos pífanos en la compañía de granaderos, nueve tambores, sesenta y un cabos y cuatrocientos cuarenta soldados), distribuidos en cinco compañías, una de granaderos y cuatro de fusileros, hallándose de ellos presentes cuatrocientos cincuenta, esto es, rebajados los enfermos, heridos y comisionados. El martes día 10 entró a guarnecer el fuerte de San José, situado en el convento de igual nombre (hoy inexistente; se hallaba aproximadamente al final de la actual calle de Conde Alperche), junto con los batallones 1º de Aragón, 2º de Valencia, de Huesca, milicias de Soria y regimiento de suizos, sustituyendo a otros agotados que hasta entonces habían compuesto su guarnición. El convento fue bombardeado durante toda la mañana del día 11 y, a las cuatro de la tarde, lanzaron un ataque contra él las tropas de la división Grandjean; el jefe español del puesto, coronel Renovales, ordenó a sus hombres el abandono de la posición, tras un intento desesperado de evitar su captura; pese a ello, y por su heroico comportamiento, fue ascendido a brigadier. Durante el resto del asedio el batallón defendió y guarneció los siguientes puntos: San Agustín, Santa Mónica y puertas Quemada y del Portillo. El comandante Luis de Garro murió a finales de enero en la lucha de casas iniciada el 27 de enero, siendo sustituido en el mando por don José de l´Hotellerie Fernández de Heredia, el famoso barón de Warsage, cuartel maestre general de Palafox. A lo largo del último mes del asedio el batallón sufrió una importante merma en sus efectivos, la cual es apreciable en los siguientes estados de fuerzas total (FT) y presente (FP), tomados del archivo Palafox:
|
[i] Nota del editor en 2004: Esta situación ha cambiado y actualmente se puede acceder con total facilidad al ARCHIVO PALAFOX, integrado en el Archivo Municipal en el Palacio de Montemuzo. [ii] Nota del editor en 2004: En realidad, el convento de Capuchinos fue conocido posteriormente como cuartel de Hernán Cortés y sobre su solar se asienta hoy una urbanización de lujo y la Biblioteca de Aragón, entre las calles del Doctor Cerrada y Hernán Cortés.
[Primer premio literario Los Sitios de Zaragoza, 1986] [Recuperación] . Yessica . |
Deja una respuesta