18 de junio de… ¡¡¡1815!!!: Batalla de Waterloo.

Así lo relata un amigo francés hoy en día doscientos años después:

Il y a exactement aujourd’hui 199 ans, le 18 juin 1815, prenait fin, sur le plateau du Mont Saint Jean, au sud de Bruxelles, l’une des plus grandes épopées militaires…

Château-ferme de Hougoumont, après la bataille de W……. (ce nom m’écorche la gueule). Les paysans belges enterrent les morts près de ce qui fut l’une des positions avancées de l’aile droite anglaise. C’est par cette ferme que Napoléon déclencha son action le 18 juin vers 11h30. Ce qui ne devait être au départ qu’une manœuvre de diversion devint le point le plus violent de la bataille. Les assauts français y furent terribles. On s’y battit férocement jusque vers 19 heures. Le verger et le jardin changèrent sept fois de mains tandis que les bâtiments restèrent aux mains des 1.500 soldats coalisés. (Lupus Nero el 18 de junio de 2014 a las 6:00h)

HISTORIA. BATALLA DE WATERLOO.

ANTECEDENTES DE LA BATALLA

Napoleón I Bonaparte, que había llevado a Francia a ocupar una posición preeminente en Europa desde 1804 hasta 1813, se vio obligado a abdicar en 1814, presionado por una coalición compuesta por las principales potencias, entre las que cabe destacar a Prusia, Rusia, Gran Bretaña y Austria. Fue enviado al exilio en la isla de Elba y Luis XVIII pasó a ser el nuevo gobernante de Francia. En septiembre de 1814 se convocó el Congreso de Viena, al que acudieron delegados de casi todas las naciones europeas para discutir los problemas resultantes de la derrota de Francia. Sin embargo, el 26 de febrero de 1815, mientras el Congreso celebraba una sesión, Napoleón escapó de Elba y regresó a Francia. Muchos veteranos de sus anteriores campañas se unieron en torno a su líder; Bonaparte llegó a París el 20 de marzo de 1815 y asumió el poder durante un breve periodo denominado de los ‘Cien Días’. Los representantes del Congreso de Viena, alarmados por el regreso de Napoleón, reaccionaron rápidamente ante esta crisis. El 17 de marzo, Austria, Gran Bretaña, Prusia y Rusia acordaron aportar cada una 150.000 hombres para formar un ejército conjunto que habría de concentrarse en Bélgica, cerca de la frontera francesa. La mayoría de las restantes potencias participantes en el Congreso se comprometieron a enviar tropas para la invasión de Francia, que comenzaría el 1 de julio de ese mismo año.

LA MOVILIZACIÓN Y LA ESTRATEGIA

Napoleón, instalado en París, tuvo noticias de este plan y decidió atacar rápidamente a los aliados en su propio terreno antes de que tuvieran tiempo de constituir su ejército. Bonaparte, haciendo alarde de su energía y firmeza características, movilizó a 360.000 soldados adiestrados en dos meses. Reservó la mitad de sus tropas en Francia como guarnición de seguridad y agrupó a las restantes en unidades de ataque. El 14 de junio de 1815, Napoleón alcanzó la frontera franco-belga al frente de 124.000 hombres, desplazándose con gran rapidez y en el más absoluto secreto. Otros 65.000 quedaron en posiciones de retaguardia.

Frente a él, al otro lado de la frontera belga, se encontraban dos ejércitos aliados independientes. El mayor, formado por 116.000 prusianos y sajones, comandado por el mariscal de campo prusiano Gebhard Leberecht Blücher, estaba situado en la ciudad flamenca de Namur. Otro contingente, compuesto por 93.000 soldados británicos, holandeses y alemanes, se hallaba en Bruselas, en un puesto avanzado establecido en la localidad de Quatre-Bras. El jefe de este ejército, el general británico Arthur Wellesley, duque de Wellington, era además el comandante general de las tropas aliadas. Napoleón decidió atacar a ambos ejércitos para dividirlos y vencerlos con rapidez. Intentaría entonces hacer frente a las fuerzas rusas y austriacas que se aproximaban a Francia por el Este. Para llevar a cabo su plan, distribuyó a sus hombres en dos líneas de ofensiva y un grupo de reserva estratégica formado por veteranos leales, conocido como la ‘Vieja Guardia’.

El 15 de junio de 1815, Napoleón atravesó la frontera belga, lo que sorprendió al mando aliado. Después de cruzar el río Sambre, los franceses derrotaron a la vanguardia prusiana en Charleroi. A continuación, Bonaparte ordenó al mariscal Michel Ney, que dirigía el ala izquierda de sus tropas, atacar a una brigada de la caballería de Wellington en Quatre-Bras, 19 km al norte de Charleroi. El siguiente paso fue mandar al ala derecha, comandada por el general Emmanuel de Grouchy, atacar en el Este a una brigada prusiana destacada en la ciudad de Gilly. Grouchy cumplió su misión y avanzó hasta un punto cercano a la localidad de Fleurus, donde estaba concentrado un regimiento de Blücher. El emperador francés había conseguido situar a su ejército entre los elementos de avance de Wellington y Blücher, mientras que el grueso de sus tropas estaba ubicado de tal forma que podía dirigirse hacia el Oeste, contra las fuerzas anglo-holandesas, o hacia el Este, para atacar a las tropas prusianas.

Bonaparte se trasladó con sus tropas de reserva desde Charleroi hasta Fleurus el 16 de junio. Una vez allí, asumió el mando del ejército de Grouchy y derrotó a los regimientos prusianos. A continuación, se dirigió hacia el norte de Ligny para enfrentarse a Blücher, que se había apresurado a situarse al oeste de Namur con la esperanza de interceptar a los franceses.

LIGNY Y QUATRE-BRAS

La estrategia de Bonaparte en la acción de Ligny era coordinar su ataque a Blücher con la ofensiva de Ney en Quatre-Bras, contando con que sus fuerzas de reserva se desplazarían en apoyo del ala que lo precisara; si todo se desarrollaba según lo previsto, las reservas se dirigirían finalmente hacia el noroeste para unirse a Ney en Quatre-Bras y avanzar hacia Bruselas a fin de dividir a los dos ejércitos aliados.

Cuando Ney inició su ataque sobre Quatre-Bras (16 de junio), Napoleón comenzó su ofensiva sobre las tropas de Blücher. Tras una hora de sangrienta lucha en la que la batalla no se decidía en favor de ningún bando, Bonaparte envió un mensaje urgente al mariscal Ney, ordenándole enviar su primer destacamento al frente de Ligny. El mensajero de Napoleón, en lugar de entregar la orden a través del cuartel general del mariscal Ney, la entregó directamente al general Jean Baptiste Drouet, conde D’Erlon, jefe del primer destacamento. Éste se dirigió inmediatamente a Ligny. Sin embargo, cuando Ney tuvo noticia de la partida de D’Erlon, le envió un mensaje para que regresara a Quatre-Bras. Drouet recibió este comunicado en el momento en el que llegaba al campo de batalla de Ligny y, de nuevo obedeció las instrucciones, de manera que no tomó parte en ninguno de los dos enfrentamientos. A pesar de ello, Napoleón consiguió derrotar a Blücher tras un cruento combate que se prolongó durante tres horas. Los prusianos se retiraron al anochecer; pese a sus numerosas bajas, el grueso del ejército de Blücher permanecía en condiciones de combatir al no haber intervenido D’Erlon en la lucha.

Mientras tanto, Ney, que se hallaba en Quatre-Bras, había esperado inexplicablemente varias horas a que se realizara el ataque sobre la posición anglo-holandesa; esta demora permitió a Wellington recibir el refuerzo de varias divisiones de caballería e infantería. Finalmente, Ney lanzó un ataque a las dos de la tarde, pero fue bruscamente rechazado. Las sucesivas ofensivas sobre las fuerzas anglo-holandesas resultaron igualmente infructuosas, debido a la ausencia del regimiento de D’Erlon. Wellington contraatacó enérgicamente hacia las siete de la tarde y obligó a Ney a replegarse sobre la ciudad de Frasnes, situada varios kilómetros al sur de Quatre-Bras. No obstante, D’Erlon se reunió con Ney en Frasnes a las nueve de la noche.

MONT-SAINT-JEAN

A primeras horas de la mañana del 17 de junio, un mensajero de Blücher alcanzó la posición de Wellington en Quatre-Bras y le informó de la derrota sufrida por los prusianos en Ligny. El general británico, al percatarse de la estrategia de Napoleón, se apresuró a enviar un mensaje a Blücher sugiriéndole que se dirigiera hacia el noroeste y se uniera al ejército anglo-holandés para enfrentarse así a Napoleón conjuntamente en las proximidades de la localidad de Mont-Saint-Jean, al sur de la ciudad de Waterloo. Wellington se retiró de Quatre-Bras varias horas después, dejando allí una brigada de caballería para confundir al mariscal Ney.

Esa misma mañana, Bonaparte, que se encontraba en Ligny, ordenó a Grouchy perseguir al ejército de Blücher, que se batía en retirada. A continuación, envió mensajes a Frasnes en los que ordenaba a Ney atacar a Wellington inmediatamente. El mariscal francés, que no conocía la retirada de Wellington, no obedeció estas órdenes. Napoleón llegó a Frasnes esa tarde, asumió el mando de las fuerzas de Ney, rechazó a la brigada que guardaba Quatre-Bras y partió con su ejército en busca de Wellington. A primeras horas de la tarde, Bonaparte divisó al ejército anglo-holandés atrincherado al sur de Mont-Saint-Jean. Ambos ejércitos comenzaron a prepararse para la batalla.

Durante este tiempo, Grouchy no había conseguido alcanzar al ejército de Blücher. Hacia las diez de la noche del 17 de junio, las tropas de reconocimiento de Grouchy le informaron de que los prusianos, en lugar de retirarse hacia el este de Namur, se habían dirigido al noroeste, con la supuesta intención de unirse a Wellington. Grouchy mandó un mensaje para avisar a Napoleón de tal circunstancia, y éste le envió la respuesta a las diez de la mañana del 18 de junio: debía intentar alcanzar a los prusianos, lo que el general francés no logró.

El ejército francés y el ejército anglo-holandés se encontraban en posición de ataque en la mañana del 18 de junio. La fuerza anglo-holandesa, orientada hacia el Sur, contaba con 67.000 efectivos y 156 cañones, y Blücher se había comprometido a enviar a Wellington 70.000 hombres de refuerzo a lo largo del día. Así pues, la estrategia de Wellington consistía en resistir la ofensiva de Napoleón hasta que llegaran los soldados de Blücher, flanquear el ala derecha de las tropas napoleónicas y después rebasar la línea francesa. El ejército de Bonaparte, situado hacia el Norte, disponía de 74.000 hombres y 246 cañones. Su plan era tomar Mont-Saint-Jean y cortar la ruta de retirada hacia Bruselas a la fuerza anglo-holandesa. De este modo, podría destruir el ejército de Wellington sin ninguna dificultad.

LA DERROTA FINAL

La batalla comenzó a las 11.30 de la mañana con una estratagema de Napoleón en el flanco derecho de las tropas de Wellington. Tras esta maniobra, que no dio el resultado esperado, los franceses abrieron fuego para debilitar el frente central aliado. Hacia la una de la tarde, el emperador observó que las unidades de avance del ejército de Blücher se aproximaban por el Este. Bonaparte envió un nuevo mensaje a Grouchy para comunicarle la situación y le ordenó atacar a los prusianos.

Mientras tanto, la caballería y la infantería luchaban intensamente junto a la sierra que ocultaba al grueso de las tropas de Wellington. A las cuatro de la tarde, las tropas de avance de Blücher, que habían esperado el momento oportuno, entraron en batalla y obligaron a los franceses a retroceder unos 800 m. Éstos consiguieron retomar su posición tras un contraataque y los prusianos tuvieron que replegarse hacia el noreste 1,6 km. Poco después de las seis de la tarde, Ney avanzó hasta el centro de las fuerzas anglo-holandesas y puso en peligro toda la línea de Wellington. Pese a ello, el general británico logró rechazar a Ney.

Napoleón decidió realizar entonces una ofensiva general como último recurso; envió al campo de batalla a todos los batallones de la Vieja Guardia —salvo cinco de ellos— para lanzar un ataque sobre el grueso de las fuerzas enemigas. La infantería aliada causó graves pérdidas a los franceses y reprimió la ofensiva. Napoleón reagrupó a sus fuerzas y atacó de nuevo, pero su situación era cada vez más desesperada. Hacia las ocho de la tarde, los prusianos, que habían tomado posiciones en el ala izquierda de la línea de Wellington, atravesaron el flanco derecho de los franceses provocando el pánico entre las tropas de Bonaparte. Éste consiguió escapar gracias tan sólo a las valientes acciones de retaguardia emprendidas por los batallones de la Vieja Guardia. Mientras las derrotadas fuerzas del emperador huían por el camino de Charleroi, Wellington y Blücher se reunieron y decidieron que las brigadas prusianas persiguieran a los franceses. Durante la noche del 18 de junio, los prusianos atacaron al enemigo y le obligaron a retroceder hasta la otra orilla del Sambre.

LAS CONDICIONES RESULTANTES DE LA GUERRA

Napoleón firmó su segunda abdicación el 22 de junio; Luis XVIII fue restaurado en el trono de Francia el 28 de junio, con lo que concluyó la etapa de los Cien Días. Las autoridades británicas aceptaron la rendición de Bonaparte el 15 de julio, y éste fue enviado posteriormente al exilio en la remota isla de Santa Elena.

Cuando Napoleón hablaba sobre la batalla de Waterloo, solía criticar duramente al general Grouchy por no haber conseguido interceptar a los prusianos tras su retirada de Ligny. Ney tampoco logró atacar a Wellington el 17 de junio y evitar la retirada de Quatre-Bras; asimismo, se equivocó al ordenar a los regimientos de D’Erlon que abandonaran Ligny el 16 de junio, lo que impidió a Napoleón destruir al ejército de Blücher. Finalmente, el propio Bonaparte podría haber reunido fácilmente más tropas frente a Charleroi empleando a las fuerzas de reserva que se mantenían en la retaguardia.

BAJAS

La batalla de Waterloo fue una de las más cruentas de la historia moderna. El número de bajas del 18 de junio fue de 40.000 hombres en el bando francés, 15.000 en el ejército anglo-holandés y 7.000 entre los prusianos.

Bibliografía:

http://www.elhistoriador.es/batallawaterloo.htm

Adkin, Mark. The Waterloo Companion, The complete guide to history’s most famous battle. ed. Aurum Press, London (2001)

Barbero, Alessandro, The Battle: A New History of Waterloo, Atlantic Books (2005)

Chandler, David. The campaings of Napoleón (1966). Traducción de Carlos Fernández-Vitorio y Francisco Fernández-Vitorio en, Las campañas de Napoleón, La esfera de libros S.L. (2005)

Hofschröer, Peter. Waterloo (2005). Traducción de Albert Sasot Mateus en ed. Ariel

Mercer, Alexander Cavalié. Journal of the Waterloo campaign / kept throughout the campaign of 1815 (Con una introducción de Michael Glover). Perter Davies. London (1969)

Wootten, Geoffrey. Waterloo 1815 birth of the modern Europe. Osprey. London (1992)

Zweig, Stefan. Momentos estelares de la humanidad. ed. Acantilado, Barcelona (2002).

Vídeos-documentales:

https://www.youtube.com/watch?v=BGx4VsgmKp8

https://www.youtube.com/watch?v=qVo3QUXz1OY

https://www.youtube.com/watch?v=k6Z-3ObPxBo [parte 1/4].

«RECORDAMOS HECHOS HISTÓRICOS. SOMOS HISTORIADORES. QUEREMOS DAR A CONOCER LA VERDADERA HISTORIA, NUESTRA HISTORIA, CON SUS VICTORIAS Y DERROTAS PERO LA HISTORIA COMO FUE, A LOS DEMÁS PORQUE EL PUEBLO QUE OLVIDA SU HISTORIA ESTÁ CONDENADO IRREMEDIABLEMENTE A REPETIRLA.

Yessica. 18 de junio de 2014 a las 10h. 

7 de Junio de 1921.

«Al amanecer del día 7 de junio, parten del campamento general de Annual dos columnas integradas por fuerzas del regimiento de Ceriñola, una batería de Artillería ligero y tropas de Ingenieros, al mando del teniente coronel de dicho regimiento. La segunda columna, formada de Policía indígena y de Regulares de Melilla, mandadas por el brillante teniente coronel Sr. Núñez del Prado.
Bajo la experta dirección del general segundo jefe de la Comandancia general de Melilla, barón de Casa-Davalillos, las columnas inician su movimiento de avance a través de un terreno eriado de riscos y surcado por hondas y sinuosas barrancas.
Las fuerzas indígenas despliegan por las alturas que se alzan a la derecha de Kudia-Igueriben, Amsauro y Loma de los Árboles, en tanto que las fuerzas peninsulares avanzan por la izquierda, para, una vez salvado el río Annual, caer sobre Igueriben.
La operación se desenvuelve con precisión admirable, siendo alcanzados los objetivos asignados a cada columna, sin más contratiempo que el nutrido tiroteo que las tropas indígenas se ven obligadas a sostener con las guardias enemigas y algunos grupos de kabileños que, percatados de nuestro propósito, acuden a reforzarlas.
La operación, a pesar de su enorme importancia, sólo nos ha costado la baja de un soldado, perteneciente a la Policía indígena.
Apenas posesionados de la nueva posición, dan comienzo las obras de defensa, trabajos que se llevan a cabo con la mayor rápidez para dar tiempo a que las fuerzas efectúen el repliegue antes de que la noche se les eche encima. Ímproba tarea, confiada al esfuerzo de aquella gente, que, no obstante las fatigas de aquella dura marcha, lleva a feliz término, levantando en poco tiempo un sólido parapeto […]»

                                   – Luis Casado y Escudero, teniente del regimiento de Ceriñola – 7 de junio de 1921.

Presentación de un nuevo cuadro: EL CAMINO ESPAÑOL.

Augusto huye reflejar en su pintura la «gloria imperial» para homenajear «al español» que «también recorre Europa para buscarse la vida».

‘El Camino Español’, cuadro del pintor catalán Augusto Ferrer-Dalmau, es el protagonista de la exposición ‘El Camino Español. Una cremallera en la piel de Europa’, que repasará a lo largo de un viaje por distintas ciudades del viejo continente la historia de esta vía militar que permitió conectar los tercios españoles de Italia y Flandes durante los siglos XVI y XVII.

En concreto, el cuadro refleja el paso de uno de esos tercios a lo largo del camino en su camino hacia Rocroi, batalla disputada en 1643 que marcó el fin de la hegemonía hispánica en Europa y el inicio de una nueva etapa de poderío militar francés. Así, este cuadro muestra a las mismas tropas que en 2011 retrató en su lienzo ‘Rocroi, el último tercio’, aunque en este caso aparecen aún intactas y rumbo al combate, mientras que en la pintura de 2011 se encuentran diezmadas tras la pugna y a punto de ser derrotadas. En la imagen, los soldados y su séquito aparecen de forma «dispersa, a su aire», mientras se encaminan a través de los campos de Europa hacia el frente, una escena que coincide con la imagen que el artista tiene de los tercios, según ha confirmado él mismo durante la presentación oficial del lienzo, celebrada este miércoles en el Palacio Real de Valladolid. De esta forma, en la pintura de Ferrer-Dalmau pueden verse algunos aspectos costumbristas del día a día castrense, como los perros que merodean junto a los caballos, los botijos, los pellejos de vino, las pequeñas cantimploras de aguardiente holandesa o «caneco», los resplandecientes morriones y corazas de la tropa, o las elegantes plumas de los sombreros de ala ancha de los generales y oficiales. Asimismo, los rostros de los soldados muestran los rasgos físicos característicos del español del siglo de oro, así como otros militares de aspecto noreuropeo, fruto de la inclusión en los tercios de mercenarios de otras naciones. Al hilo de esto, el autor ha bromeado con la presencia en la pintura de un joven tamborilero rubio «hijo de madre holandesa y de medio tercio». Ha sido el periodista, escritor y académico de la Lengua Arturo Pérez Reverte, quien en declaraciones recogidas por Europa Press ha contado esta anécdota, ya que ha sido él el encargado de presentar este cuadro, en cuya realización ha colaborado como asesor de los detalles históricos y de la vestimenta militar. Homenaje al español «de siempre» Pérez Reverte ha mostrado su admiración por Ferrer-Dalmau, con el que comparte amistad, al tiempo que ha advertido de que el pintor no busca en esta pintura homenajear a la «gloria imperial» y a la «bandera», sino «al español de siempre, el mismo que hoy se busca la vida con un ordenador y una mochila al hombro en los mismos lugares donde entonces lo hacía con un arcabuz y una alabarda». «Son los mismos que siguen haciendo hoy el camino español para buscarse la vida», ha sentenciado el escritor, que ha apuntado que «así» es como él entiende las pinturas del catalán. Arturo Pérez Reverte ha destacado el papel jugado en este periodo por la «sufrida infantería» española de aquella época y que suponía, a su juicio, «la sangre del imperio». «Si la palabra España fue temida y odiada, muchas veces con motivo, fue gracias a estos tipos pequeños, barbudos, morenos e indisciplinados que, sin embargo, nunca se amotinaban antes del combate para que no se dudara de su valor», ha subrayado. Asimismo, ha recordado las difíciles condiciones en las que se desarrollaba la vida en el frente flamenco y se ha preguntado «cómo sería la vida» en España para que prefirieran alistarse e ir a la guerra. «Eran hombres admirables, crueles, cainitas, valerosos y complejos hijos de la gran puta», ha aseverado. La exposición, organizada por la Asociación Retógenes Amigos de la Historia Militar y los Amigos del Camino Español de los Tercios con la colaboración de las Fuerzas Armadas, de la que el cuadro de Ferrer-Dalmau forma parte, podrá verse en Madrid del 21 al 31 de mayo; en Estrasburgo (Francia), del 21 al 29 de julio; Bruselas (Bélgica), del 5 al 12 de septiembre, y Barcelona, en la segunda quincena de octubre. Todas estas paradas irán acompañadas de conferencias sobre el Camino Español que también se impartirán en las ciudades de Besanzón (Bélgica) —23 y 24 de julio— y Breda (Países Bajos) —aún sin confirmar—. El Camino Español fue una ruta terrestre creada en tiempos de Felipe II para trasladar dinero y tropas españolas a los Países Bajos. La ruta marítima por el Cantábrico, más rápida a priori, fue desechada a consecuencia del mal tiempo que reinaba con frecuencia en el Canal de la Mancha y de la enemistad de Inglaterra y Francia. Por ello, se buscó una vía alternativa, para lo que se habilitó un corredor militar y logístico desde Milán hasta Bruselas a través de territorios que estaban bajo su poder o el de sus aliados. La ruta comenzaba en el Milanesado y, después de cruzar los Alpes por Saboya, transcurría por el Franco Condado, Lorena, Luxemburgo, el Obispado de Lieja y Flandes hasta llegar a Bruselas. Este camino fue el utilizado por el duque de Alba en su viaje a los Países Bajos en 1567. A partir de los primeros años del siglo XVII, como consecuencia de la alianza defensiva entre Saboya y Francia, se comenzaron a utilizar otras rutas que pasaban por los valles suizos de la Engandina y la Valtelina. Tras sortear los Alpes, el camino bordeaba el sur de Alemania para cruzar el Rin en Alsacia y continuar hacia los Páises Bajos. Ver más en: http://www.20minutos.es/noticia/2138891/0/#xtor=AD-15&xts=467263

Además de ello, mi escritor estrella, es decir, Don Arturo Pérez Reverte ha apadrinado dicho cuadro. Ha sido esta mañana en Valladolid. Y que, en palabras de don Arturo constituye un homenaje al español de a pie. El cuadro, que lleva por título «El Camino Español», «no es un homenaje a la parafernalia bélica y a la gloria militar, sino al español de a pie, tanto al de ayer como al de hoy, que a veces se cargaba al hombro un mosquete, una alabarda o una pica como una manera de ganarse la vida», ha destacado Pérez Reverte.«¿Cómo sería la España de entonces para preferir alistarse en vez de quedarse en su tierra?», ha añadido el autor de la serie literaria protagonizada por el capitán Alatriste, quien se ha referido a esos soldados como «admirables, crueles, violentos, cainitas, valerosos, geniales, complicados y complejos hijos de la gran puta».Eran tipos «pequeños, morenos, barbudos, con mucha mala leche, temidos y odiados pero muy disciplinados bajo el fuego enemigo», adornados también por el «orgullo y la crueldad propia de la raza», según Pérez-Reverte. Todos esos rasgos, en pinceladas impresionistas de gran verismo, ha plasmado Augusto Ferrer-Dalmau, uno de los mejores especialistas en pintura militar de toda la historia del arte español, en su lienzo titulado «El Camino Español», que refleja un instante de los soldados camino de la célebre derrota de Rocroi (1643, Francia), una de las más dolorosas de los tercios españoles.El eco de los Tercios de Flandes, una unidad táctica creada por los Reyes Católicos y que encontró su ocaso con Felipe II, trenza un itinerario cultural y militar de la historia de España denominado el Camino Español, motivo en el que se basa el cuadro presentado hoy.El lienzo, de grandes proporciones y encargado por varias asociaciones de ámbito cultural y castrense, cuenta con el patrocinio del Ejército de Tierra y viajará por los principales jalones de esa ruta terrestre habilitada por Felipe II para suministrar dinero y soldados a las tropas españolas acantonadas en los Países Bajos.El Camino Español fue una ruta logística y terrestre entre España y Flandes, un corredor militar que tenía en el puerto de Barcelona uno de sus hitos, camino de Génova y Milán, para llegar más tarde hasta Bruselas, siempre por zonas aliadas y nunca por mar, para evitar tormentas y la enemistad de Francia e Inglaterra, las dos orillas del necesario y desechado paso por el Canal de la Mancha.

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Escuchar la entrevista aquí: http://www.cadenaser.com/espana/audios/entrevista-hoy-hoy-valladolid-augusto-ferrer-dalmau-arturo-perez-reverte-2014/csrcsrpor/20140514csrcsrnac_31/Aes

😉 🙂

Uniforme de Húsar de Nikolai Rostov (Guerra y la Paz, «War and Peace», 2007)

Estudiando la uniformología húsar por mera curiosidad y por -como sabéis  ser tan apasionada por la historia napoleónica y la recreación de la misma, he ido recopilando una serie de artículos, libros, películas, y muchísimas imágenes antiguas así como ediciones in facsímil  que os iré mostrando poco a poco.

La entrada de hoy será exclusivamente en inglés -por ello que somos cosmopolitas y por respeto a los seguidores y amigos del resto de Europa que tiene este blog. 🙂 For my friends and followers around the world!

Totally spiffy and dripping with gold braid, these just look so cool! The problem, of course, is that I can look at a woman’s dress in a movie and evaluate its historical accuracy, but with uniforms I have no idea. In fact, if anyone has good sources for information I’d love to know. I am sure there are people out there who really really know their stuff when it comes to uniforms. From a totally ignorant but aesthetically appreciative point of view, I have been particularly admiring Nikolai Rostov in the 2005 War and Peace. Wow.

First he wears he puts on a shirt and pants (with braces). Look how high up those pants go.

Notice that he wears a black neckcloth with his uniform (and a really spiffy collar on that white shirt). That is the kind of thing I would never have anticipated. I wonder if it is actually accurate. For that matter, I wonder what this whole uniform is based on.

Now there’s the dolman, his actual jacket. Look at the braid! Check out the buttons! And it has a cute little tail in the back.

Over that, a pelisse. You can see that when he is on campaign in the cold (Russia in winter), he wears the pelisse over his dolman and closes it. But in a much more spiffy and rakish fashion, he usually wears it slung over his left shoulder. I love it!

Then there are the accessories, of course. I have no idea what’s going on with the sash, but I wish I did. The hat is… wow. With the scales and the tassel and the rosette… I love it! And he has a little satchel (apparently you call it a reticule… I’m having trouble with all the overlap in women’s clothing and men’s uniform terms: reticule, dolman, pelisse!).
And of course, I might prefer it in red. I’m not at all sure! Look at those boots, though. Beautiful gold tassles on Hessian boots. Does anyone know where to get Hessian boots?

 

LA ARTILLERÍA FRANCESA EN ESPAÑA

Esta entrada va a centrarse en los equipos de artilleros que se pasearon con más o menos gloria por tierras españolas durante los años de la contienda, 1.808 a 1.814.

Desde las guerras revolucionarias, el uniforme de los artilleros a pie fue igual al de infantería: azul oscuro con distintivos escarlatas. Es a principios de 1.807 cuando se adopta el chacó, primero con bandas de galón rojo y galones laterales, y más tarde totalmente negro. Posteriormente se añadió el barboquejo de latón con una granada en cada roseta lateral. Tenía unos cordones, unas rosetas y una borla escarlatas. Al parecer las fundas protectoras se utilizaron por primera vez en la Guerra de Independencia, siendo oficialmente de hule negro.

Hubo distintos tipos de chalecos, algunos de ellos cruzados. Las polainas negras o grises, y en verano se usaban blancas no reglamentarias con el uniforme de gala.

En campaña se podían llevar pantalones de lino azules o blancos, que más tarde fueron grises o marrones. El gorro de forraje era azul con un ribete escarlata y la insignia de la granada. Los abrigos fueron reglamentarios desde 1.807, inicialmente de cualquier color, y azules desde 1.810.

Los uniformes de los oficiales eran iguales que los de la tropa pero con botones y charreteras doradas y grandas, también doradas, bordadas en las vueltas. El bicornio oficial tenía una presilla y borlas doradas. Este se convirtió en tocado de calle cuando se adopta el chacó en 1.807. El chacó tenía unos cordones, bandas de galón y unos galones laterales dorados, una placa también dorada y un penacho como el del bicornio. El barboquejo dorado se añadirá más tarde.

La espada con aplicaciones doradas se llevaba en una bandolera de cuero blanco, aunque se solía preferir un cinturón de cuero blanco o negro, y en campaña, los oficiales montados, llevaban un sable de caballería ligera que colgaba de un cinturón.

La artillería montada llevaba uniformes del mismo estilo que la caballería ligera. Desde 1.794 se utilizaba el nuevo uniforme de húsar, que consistía en un dormán azul oscuro con puños y ribetes escarlatas, un fajín azul oscuro con “canutillos” rojos, un colbac negro con un “ala”, cordones y penacho escarlatas. El dormán siguió siendo el uniforme oficial hasta 1.811, con una chaqueta de cazador azul oscuro de largos faldones, llevaba un chaleco azul oscuro. Los sobretodos azules de campaña tenían refuerzos de cuero negro y ribete escarlata.

El sable era de húsar de An IV, con empuñadura de latón en forma de estribo y una vaina de cuero con accesorios de latón.

Los oficiales utilizaban el uniforme de húsar con galón dorado y cinco hileras de botones dorados, y galones dorados que indicaban su rango en los puños. El fajín eraazul con “canutillos”dorados. Llevaban a menudo una pelliza azul con galón dorado, y los pantalones de montar tenían adornos en forma de dardos en los muslos. Las botas húsares tenían borlas y galón dorados y ribete de piel gris o marrón.

Son muchas las referencias que en plástico escala 1:72 podemos encontrar que recogen figuras de la artillería francesa de la época. En esta ocasión podemos hacer referencia a la marca Revell con la Artillería a caballo de la Guardia o a Italery con Artillería a caballo de la Guardia, una posición de artillería francesa y tren de artillería.

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La artillería napoleónica fue la espina dorsal del ejército francés. Los cañones franceses se usaban en baterías en masa para debilitar las formaciones enemigas antes de que la infantería o la caballería se lanzara al ataque.

En 1776 Jean-Baptiste Vaquette de Gribeauval logró que se aprobara su reforma de la artillería francesa:

Lo primero que hizo fue dividir la Artillería francesa en cuatro categorías: de costa, de plaza, de asedio y de campaña. La Artillería de campaña fue su objetivo principal en cuanto a mejoras se refieren, estandarizando todo lo que tenía que ver con el Arma.

Redujo el número de cañones de campaña a sólo tres tipos: de 4, 8 y 12 libras. Los obuses, de tubo más corto, pensado para un tiro curvo, fueron también simplificados en dos modelos: 6 y 8 libras.

Además, las cureñas se mejoraron, con gualderas (piezas laterales verticales) sustancialmente aligeradas. Aún así, el cañón de campaña francés de 12 libras pesaba, completo, unas dos toneladas. Las ruedas aumentaron, pues, su diámetro para un mejor comportamiento en terreno irregular y los avantrenes se simplificaron y aligeraron. Además, redujo la longitud de las ánimas y el grosor de los tubos, ahorrando hasta la mitad de peso; aprovechó para ello las nuevas técnicas que permitían fundir los cañones como un bloque macizo en el que luego se vaciaba el ánima mediante una perforadora rotatoria, en lugar del fundido en hueco anterior.

Aunque en teoría esta medida reducía la carga de pólvora que podía emplearse, y por tanto el alcance efectivo, Gribeauval consiguió en la práctica aumentarlo mediante el empleo de balas perfectamente esféricas, mejor acabadas y calibradas. Asimismo, impuso el empleo de cargas de pólvora prefabricadas en cartuchos. Y sustituyó el sistema de cuñas por alzas de tornillo elevador en las cureñas, para apuntar con más precisión.

Gribeauval rediseñó, además, todos los vehículos indispensables en campaña (cureñas, avantrenes, armones, forjas de campaña, etc.) de acuerdo a un modelo básico, con sólo dos tamaños de ruedas intercambiables para todos y un rígido principio de intercambiabilidad de partes. El interior de los armones estaba compartimentado para los diferentes tipos de munición, junto con mechas, picos y palas, palancas, ruedas de repuesto, etcétera.

Hasta los últimos detalles fueron tenidos en cuenta para agilizar el servicio de los cañones. Se instala, por ejemplo, un pequeño cofre en la propia cureña, en el que cabían entre 9 y 18 cartuchos de bala para empleo inmediato. Esto permitía iniciar el fuego de artillería inmediatamente, sin esperar a que llegase el armón de municiones. Por último, se cambiaron también los tiros de caballos con nuevos sistemas de arneses que aumentaban el rendimiento pudiendo así reducir el número de animales por pieza, normalmente 6 caballos para una de a 8 libras.

Es en 1.800 cuando se militariza el tren de artillería, con lo que se independiza el tiro de los cañones del apoyo de civiles con los que había que negociar constantemente. En España no se introdujo hasta abril de 1813, ya hacia el final de la guerra contra Napoleón.

Las piezas de a 4 era el cañón más ligero de la potente artillería francesa, de la que Napoleón, antiguo oficial de artillería, estaba especialmente orgulloso. Esta pieza de 85mm de calibre, tenía una escuadra de seis artilleros. Los servidores seguían un proceso exacto para cargar, apuntar y disparar. Por esas fechas los cañones no tenían sistemas de amortiguación y era necesario emplazarlos de nuevo en batería después de cada disparo mediante cuerdas. Los pasos para disparar un cañón eran los siguientes:

  • Un servidor introducía una baqueta mojada en el ánima para apagar las partículas incandescentes dejadas por el último disparo.
  • Después, se colocaba una nueva carga con el atacador, se introducía el saquete de pólvora.
  • Se cebaba.
  • Se verificaba la puntería.
  • Se acercaba el botafuego al oído del cañón y se disparaba.

La organización de la artillería era la más urgente del ejército napoleónico, debido a que requería mucho más tiempo para estar lista que todas las otras armas del ejército. Siempre es la artillería en todas las guerras la que sostiene la formación del ejército.

Napoleón le dijo en una ocasión al mariscal Davoult, en mayo de 1811:“Usted debe tener tanta artillería como su enemigo, sobre la base de cuatro piezas por cada 1.000 infantes y jinetes. A mejor infantería, mayor la necesidad de protegerla y apoyarla con buenas baterías. La mayor

parte de la artillería debe estar con las divisiones de infantería y caballería, la porción más pequeña es la reserva. Cada pieza debe tener 300 proyectiles, sin contar las cajas pequeñas.

Ese es el gasto normal para las batallas. He ordenado que sus fuerzas de artillería destinadas en España se integren con 5 divisiones y esta compuesta como sigue:

  • Dos baterías de reserva, servidas por la artillería del fuerte, comprendiendo cada una dos obuses de gran alcance y seis cañones de 12 libras.
  • Cinco baterías de artillería a caballo (una por división), una de cada dos de obuses y 4 piezas de seis libras.
  • Cinco baterías de artillería de a pie, una de cada dos de obuses y seis piezas de 6 libras.
  • Dos baterías de artillería de a caballo por los coraceros.

Si usted tiene sólo seis piezas por cada división, eso no es suficiente. Necesita una docena. Uno hace la guerra con artillería. Nunca olvide que en la guerra toda la artillería debe de estar con el ejército y no en el parque.”

La «Guerra de la Independencia» o «Guerra del francés» en Aragón.

El primer sitio de Zaragoza
La sublevación de Zaragoza contra Napoleón, el 24 de mayo de 1808, implicó para la ciudad y Aragón un gran esfuerzo bélico durante el primer año de guerra. Zaragoza soportó dos largos asedios. El primer Sitio comenzó el 15 de junio, tras las derrotas aragonesas en Tudela, Mallén y Alagón, y duró hasta el 15 de agosto, por abandono de los franceses a causa de su derrota en Bailén (Andalucía).
El segundo sitio de Zaragoza
El segundo Sitio, terrible y cruento, duró desde el 20 de diciembre hasta el 21 de febrero. El general Palafox, enfermo y sin recursos, rindió la ciudad, asolada y exhausta, cuando en sus calles había seis mil cadáveres sin enterrar. Durante el asedio, hubo luchas que duraron días para conquistar un solo edificio, habitación por habitación. Durante la heroica resistencia se forjaron personajes de leyenda, como la famosaAgustina de Aragón, retratada por Goya en sus Desastres de la Guerra.
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Agustina de Aragón
Goya vio en persona los efectos devastadores de los bombardeos artilleros. La resistencia de Zaragoza se hizo famosa en Europa y fue recordada por insignes escritores. Un oficial francés, tras entrar en Zaragoza, dejó escrito: ¡Qué guerra! ¡La victoria da miedo!.
El general Palafox
Ocupación de Aragón
En 1808, los franceses ocuparon Tarazona, Daroca y Calatayud, pero no sus comarcas: los aragoneses controlaron el resto de Aragón, excepto Zaragoza, y actuaron desde Zuera, Leciñena y Alcubierre, en el N., y en la zona de Samper, en el S.
En enero de 1809 los franceses tomaron Calatayud y se luchó en Leciñena, Samper y Alcañiz; en febrero cayó Huesca y en marzo, Jaca. Entre mayo y junio, Blake intentó recuperar Zaragoza, pero sufrió derrotas en María de Huerva, Belchite y Alcañiz. Teruel y Albarracín cayeron en diciembre. Los franceses controlaron el territorio y sus vías estratégicas desde las ciudades.
La guerra de guerrillas
Los aragoneses reorganizaron el ejército en guerrillas y hostigaron al enemigo a la vez que conservaron amplias comarcas en su poder la mayor parte del tiempo.
En 1810, Pedro Villacampa hostigó al enemigo en Teruel y Calatayud. Perena se mantuvo en el río Cinca hasta que, en mayo, fue apresado en Lérida. Mequinenza cayó en junio y los guerrilleros (Borrás, Abián, Rambla) operaron por Beceite durante el verano. En septiembre de 1811, Durán y Juan Martín «el Empecinado» atacaron Calatayud. Espoz y Mina llegó desde Cinco Villas al río Gállego, ocupó Ayerbe y, así, Zaragoza quedó aislada de Huesca. En 1812, Villacampa recuperó Calatayud.
La guerra de liberación
1813 y 1814 fueron los años de la contraofensiva española: Zaragoza quedó libre en julio de 1813; Daroca, en agosto; Mequinenza, Jaca y Monzón, en febrero de 1814; y Benasque, en abril. La guerra había concluido.

Historia militar.

La Gran Guerra sigue viva

El año 2014 ha nacido mirando hacia el pasado, hacia 1914, cuando Europa comprobó que el Siglo de las Luces, la revolución tecnológica de la modernidad, la esperanza y la confianza en el futuro podían quedar destrozados en la gran carnicería de la Primera Guerra Mundial. Para reflexionar. 

El conflicto estalló en el verano de hace un siglo, unas semanas después del asesinato del archiduque Francisco Fernando de Austria, el 28 de junio en Sarajevo. Pocas conmemoraciones históricas han provocado un aluvión similar de novedades editoriales y un debate tan profundo. La Primera Guerra Mundial es el conflicto más influyente, sobre todo para Europa, incluso más que la segunda, pero el problema está en que todavía no hay un acuerdo global sobre su origen.

 EL PAÍS y sus socios periodísticos europeos (‘Le Monde’, ‘La Stampa’, ‘Gazeta Wyborzca’, ‘Süddeustche Zeitung’ y ‘The Guardian’) hemos dedicado un especial al centenario de este conflicto, cuyas huellas pueden verse en muchos aspectos de la actualidad. Más allá de las fronteras europeas y de Oriente Próximo, profundamente marcadas por el resultado de aquella contienda que acabó con la desaparición de los imperios Austrohúngaro y Otomano, la técnica se convirtió en un elemento esencial de las guerras, el reclutamiento forzoso se generalizó, el movimiento obrero se hizo fuerte, estalló el movimiento de emancipación de la mujer y también el pacifismo.

 

Un soldado británico come en una trinchera durante la contienda

Conocida como la Gran Guerra hasta que llegó la Segunda Guerra Mundial, todavía más grande, movilizó a 70 millones de soldados y mató a unos nueve millones de combatientes. Somme o Verdún se cuentan entre las batallas más sangrientas de la historia. Fue también la primera guerra en la que se utilizaron armas químicas y los avances del progreso y de la ciencia dieron lugar al desarrollo de una industria militar y armamentística.

Pero la Gran Guerra fue grande por otros muchos motivos. Se implantó un nuevo equilibrio político, cayeron imperios, de los que surgieron nuevos Estados, y desaparecieron tres dinastías. La Alemania derrotada y humillada en Versalles acabaría por convertirse en la Alemania nazi. Y no hay que olvidar que la Revolución Soviética forma parte de la Primera Guerra Mundial.

Pero, por encima de todo, hay un factor que nos conecta directamente con lo ocurrido en 1914: ¿Por qué? El historiador Christopher Clark, autor del influyente ensayo Los sonámbulos (The sleepwalkers) sobre el arranque del conflicto, reflexiona sobre las causas que motivaron el estallido de la Primera Guerra Mundial, que son todavía, 100 años después, objeto de un encendido debate político y historiográfico. “En los últimos años, las afinidades se acumulan. Es ya casi un tópico decir que el mundo en el que vivimos se parece cada vez más al de 1914”, escribe Clark,  quien evita lo que llama paralelismos fáciles pero deja muchas preguntas inquietantes sobre la mesa. Hablar de 1914 es hablar de 2014: quizás la única respuesta segura.

 16 ENE 2014 – 06:56 CET

 

 

Tranquilos, amigos lectores, a nadie le gusta la guerra ¡ni siquiera a los propios militares! No tratamos de celebrar ninguna guerra ¡ni mucho menos! simplemente recordar hechos del pasado y aprender de ellos. ¡Que el pasado nos sirva de trampolín para coger impulso!

Yessica.

9 de enero de… ¡¡1812!!

El 9 de enero de 1812 Valencia capitula ante las tropas francesas del Mariscal Suchet.
“Capitulación acordada entre S.Exc. el Mariscal del Imperio conde Suchet, Comandante en jefe del ejército imperial de Aragon y S.Exc. el General en jefeJoaquín Blake, comandante de los 2º y 3º ejércitos españoles, para la ocupación de la ciudad de Valencia.

Art.1 La ciudad de Valencia será entregada al ejército imperial, la religión será respetada, los habitantes y sus pertenencias serán protegidos.
Art.2 No se tomará ninguna represalia contra los que hayan tomado parte activa en la guerra o la Revolución, será permitido a los que quieran salir durante tres meses a irse con la autorización del comandante militar, para transportar con ellos a sus familias y fortunas.
Art.3 El ejercito saldrá con los honores de la guerra, por la puerta de Serrans, y depondrá las armas junto al puente de Sant Josep, en la orilla izqda. del Turia. Los oficiales conservarán sus espadas, caballos y equipajes y la tropa sus petates.
Art.4 El Gral.Blake, organizará el cambio de los prisioneros franceses o sus aliados que se encuentran en Mallorca, Alacant y Cartagena, por un número igual de prisioneros españoles, que quedarán en las ciudades en poder de los franceses hasta que se haya hecho el cambio hombre por hombre y grado por grado. Empezará con la llegada de la primera columna de prisioneros franceses.
Art.5 A partir de hoy, 9 de enero cuando se firme la capitulación, la Porta de la Mar y la Ciudadela serán entregadas a dos compañías de granaderos del ejército imperial al mando de dos coroneles. Mañana a las 8 de la mañana la guarnición saldrá de la ciudad por la puerta de Serrans, salvo 2000 hombres, que saldrán por la de Sant Vicent, para rendirse en Alzira, donde serán detenidos hasta que llegue el mismo número de franceses, que vendrán de Alacant.
Art.6 Los oficiales retirados que se encuentren en Valencia, serán autorizados a permanecer en ella, y se les proveerá de medios que aseguren su existencia.
Art.7 Los generales comandantes de la Artillería, Ingenieros y el Comisario General del ejército, remitirán a sus correspondientes del ejército francés, el inventario de todo lo que dependa de su servicio.

Valencia, 9 de enero de 1812.

de valenciaGeneral de Brigada, Jefe del Estado Mayor del Ejército de Aragón
SAINT-CYR-NUGUES
General de División.
JOSE ZAYAS
Aprobado, General en Jefe, Capitán General
JOAQUIN BLAKE
Aprobado, Mariscal del Imperio
CONDE SUCHET”

El mismo día 9, el General Robert, nombrado gobernador de Valencia y el Jefe de Batallón Bugeaud, con 1200 granaderos y voltigeurs, entraron en la ciudad para tomar posesión de la Ciudadela y de los almacenes, para prevenir saqueos el grueso de las tropas permaneció fuera de la ciudad.

 

Recopilación: Las guerras napoleónicas, de enero a febrero de 1814.

 1 enero 1814:

Los Aliados invaden Francia.

El pasado mes de noviembre, los ejércitos de Prusia, Rusia, Austria y Suecia se detienen en la orilla oriental del Rin, mientras sus líderes acuerdan cómo continuar su ofensiva contra el Imperio Francés, decididos a derrocarlo para reinstaurar la monarquía anterior a la Revolución. Mientras, la Francia meridional ya había sido invadida por tropas de Inglaterra, Portugal y España, que también detienen su avance en espera de órdenes.
 
El 1 de diciembre de 1813, los monarcas aliados emitieron un comunicado en Frankfurt, dando a conocer a los franceses de que su intención no era destruir su patria y saquear sus bienes, si no únicamente derrocar al emperador Napoleón I, por lo cual reanudarían la guerra contra él hasta conseguirlo, invadiendo Francia.
 
Sin embargo, aunque estén de acuerdo con la finalidad común, los cuatro principales coaligados tienen criterios muy dispares respecto a los objetivos de la próxima campaña.
 
El Zar Alejandro I de Rusia, que aporta el mayor contingente de tropas a la Coalición, quiere a toda costa entrar en París para resarcirse del incendio de Moscú acaecido durante la ocupación francesa en 1812, e imponer humillantes condiciones a los franceses. La realidad es que la potencia del ejército ruso suscita recelos en todos los demás aliados.
 
El Emperador Francisco I de Austria no desea ni la destitución de Bonaparte como gobernante absoluto, ni perjudicar en demasía a su ejército, si no obligarle a firmar un tratado de no-agresión, que le oferta el canciller Metternich, para mantener un equilibrio de fuerzas en la posguerra contra el pujante Imperio Ruso. Napoleón se niega a firmar.
 
El rey Federico Guillermo III de Prusia quiere vengar la ocupación de Prusia y Alemania alcanzando una victoria total, hostigando a la Grande Armée en su previsible retirada hasta completar su aniquilación, para que no vuelva a rehacerse jamás ni suponga una amenaza para sus vecinos, aunque recele de la ventaja bélica que alcanzaría Rusia sobre Europa.
 
El Primer Ministro de Inglaterra, el Earl de Liverpool, quiere destituir a Napoleón pero sin perjudicar a sus tropas más de lo estrictamente necesario para conseguirlo, con tal de que siga existiendo un equilibrio de fuerzas en Europa, pues en caso de destruirse al ejército francés Rusia tendría preeminencia; además exigirá que Bélgica se independice de Francia.
 
El 21 de diciembre, aún sin estar de acuerdo en su modo de actuación una vez derrotado Napoleón, los ejércitos aliados se movilizan para invadir la Francia septentrional y oriental.

Hoy, 1 de enero de 1814, un contingente aliado de unos 400.000 soldados, con el Príncipe y mariscal Karl Felix Schwarzenberg como comandante en jefe, cruza el Rin por varios puntos, buscando converger en París, el objetivo en que todos los coaligados coinciden; el resto lo decidirán en conferencias durante el transcurso de la campaña.

El Ejército de Silesia, con unos 60.000 prusianos, alemanes y rusos al mando del general prusiano Gebhard Leberecht Blücher, es el primero en invadir Francia cruzando por Mainz y Nancy hacia el valle del Aube, al noroeste de París. Este ejército conformará el grupo central de la invasión, siendo su punta de lanza al atacar en vanguardia. Se espera de él que pueda romper las líneas defensivas francesas.

El Ejército de Bohemia, de 160.000 austriacos, rusos y alemanes al mando conjunto del mariscal austriaco Schwarzenberg y el mariscal ruso Barclay de Tolly, cruza por Basle y Langre, en dirección al valle del Sena, al este de la capital francesa. Este contingente abarcará el flanco izquierdo del despliegue central aliado, y tiene por cometido inicial apoyarle penetrando en todo lo posible en territorio francés hasta alcanzar la capital.

El Ejército del Norte, con 100.000 rusos y suecos, entrará por la frontera de Holanda y atravesando Bélgica, en dirección al valle del Oise, pero lo cierto es que este contingente aún no es del todo operativo y no se acercará a Laon hasta marzo, por lo que no podrá cumplir hasta entonces su función de flanco derecho más que como una lejana amenaza.

Otra columna con unos 80.000 soldados austriacos, al mando de los generales Bubna y Bellegarde, entra en Francia desde Suiza camino de Lyon. Al permitir esta acción, los suizos rompen su tradicional neutralidad posicionándose del lado de los aliados.

A los ejércitos aliados descritos seguirán varias columnas, pues se estima que los coaligados han movilizado hacia la frontera nororiental francesa unos 650.000 hombres. Otros 230.000 están cercando las guarniciones que los franceses dejaron en Alemania  antes de retirarse, y que podrían marchar a Francia a medida que los asedios concluyan.

En total los ejércitos coaligados tendrían pues unos 880.000 soldados; a estos habrán de sumarse los ingleses, portugueses y españoles del frente meridional, más de 100.000 soldados, parte de ellos ya en territorio francés desde el pasado mes de octubre.

 1 enero 1814:

Napoleón prepara la defensa de Francia.

El 5 de noviembre del pasado año, los restos de la Grande Armée regresaron a la patria llegando a Mainz unos 70.000 soldados, concluyendo así la II Guerra de Liberación, en la que Prusia recuperó las fronteras de Alemania de 1804, desapareciendo la Confederación del Rin; ahora todos los estados alemanes que fueran aliados de los franceses se suman a las fuerzas de la Coalición.
 
Tras su retirada de Alemania, los franceses dejaron guarniciones en una serie de fortalezas próximas a la frontera con Francia para obstaculizar el avance de los ejércitos aliados, que pronto les pusieron sitio, aunque algunas ya fueron cercadas durante la guerra. Quedan así  abandonados a su suerte, en total, unos 100.000 soldados franceses.
 
Sin la desaparecida Grande Armée, ni el apoyo militar de los estados alemanes, las plazas sitiadas en el extranjero van cayendo sucesivamente.
 
Una de las primeras en rendirse fue Dresde, en donde los coaligados permiten al mariscal Saint Cyr realizar una capitulación honrosa, dejándole abandonar la capital con sus 25.000 soldados, que pueden retornar a su patria; en cambio, la guarnición de Erfurt se rendirá incondicionalmente al quedarse sin comida.
 
Llegado el 1 de enero de 1814, son cuatro las plazas que continuarán bajo asedio: Hamburgo, defendida por 30.000 soldados del mariscal Davout; Magdeburgo, mantenida por el general Le Marois; Wittemberg, cuya resistencia dirige el general Lapoype, y Danzig, ocupada por el general Rapp, pero que ya se halla negociando su rendición.
 
En toda Europa se piensa que Francia ha perdido su poderío militar continental al no poder mantener sus conquistas, derrotada por los ejércitos de los ejércitos coaligados, que el 21 de diciembre se movilizan de nuevo con el objetivo de acabar con el Imperio.
 
La maniobra sorprende mucho a Bonaparte, quien esperaba ver a sus adversarios retirarse a sus cuarteles de invierno para reiniciar las hostilidades en primavera, aunque inmediatamente cursa órdenes para formar otra Grande Armée con levas masivas entre la ciudadanía: espera reclutar nada menos que 900.000 hombres.
 
Pero después de 25 años de guerras y conflictos internos, la última generación francesa está diezmada; más de la mitad ha muerto, o está prisionera en el extranjero, y muchos han vuelto inválidos de los frentes, convirtiéndose en vagabundos o pensionados.
 
Son muy pocos los soldados franceses veteranos en servicio, precisamente ahora que la situación de Francia es más adversa que nunca, con grandes ejércitos invadiendo las fronteras del noreste y otros ocupando posiciones en el sur de la nación. Los adolescentes huyen de los reclutadores, y estos deben acudir a las cárceles en busca de candidatos.
 
El ardor patriótico que se vivía en Francia en tiempos de la Revolución ha decrecido, y de hecho Napoleón prevé que algunas provincias se pasarán a la causa aliada, como pueda ser la de Jemmapes. Pero el Emperador cuenta aún con buenos y leales oficiales entre sus tropas, admiradores de su aura heroica o de las reformas civiles que decretó.

El último llamamiento a filas de Napoleón será un desastre, en parte por la falta de tiempo motivada por la celeridad del avance aliado. La movilización de la Guardia Nacional y las levas civiles sólo aportarán unos 40.000 soldados, algunos de ellos niños de 14 o 15 años de edad o inválidos declarados anteriormente no aptos para la milicia.

El que fuera el mejor ejército europeo ha decaído. Sus soldados, encuadrados en 16 Cuerpos de Ejército, estarán precariamente armados, vestidos, equipados y adiestrados. Muchos recibirán su fusil poco antes de combatir. Debido a la carencia de armas de fuego, se encarga darles picas a 6.000 de ellos. Los campesinos recolectarán armas de los enemigos caídos en batalla, para después dárselas a sus soldados.

Lo cierto es que Francia está indefensa ante la gran invasión de la Coalición.

París, el centro administrativo y el alma del Imperio, objetivo principal de las columnas enemigas, sólo cuenta con unos 80.000 soldados para su defensa. Otros 20.000 más vigilan los pasos de los Alpes, y otros 100.000 están al sur del país, en el Ejército de España al mando del mariscal Soult; en total Bonaparte dispondrá de unos 200.000 soldados; entre ellos hay algunos millares de polacos en la Legión del Vístula.

Sin embargo los defensores contarán con muchas prerrogativas por luchar en su propio suelo, como la facilidad de obtener alimentos, información y ayuda de sus paisanos en todo momento, además de despreocuparse de sus líneas de comunicaciones.

Napoleón parece sobreponerse súbitamente del agotamiento y el hastío que se habían adueñado de él, dispuesto a planificar estrategias defensivas contra la invasión, a pesar de la inferioridad del ejército francés, como sucedía en los comienzos de su carrera militar.

Invasión de Francia por los Aliados

La Invasión de Francia por los Aliados ( 1814 )

 2 enero 1814:

Fin del Sitio de Danzig.

La guarnición de la ciudad portuaria de Danzig, en Prusia, sufre un largo asedio desde que la Grande Armée se retirase del reino al inicio de las revueltas antifrancesas que desembocarían en la I Guerra de Liberación, siendo cercada por tropas y milicianos prusianos desde el 21 de enero del pasado año, a los que se sumarían tropas rusas.

Los franceses realizaron una vigorosa defensa de la plaza, durante la cual hicieron muchas salidas con un destacamento liderado por el capitán Chambure, que en una sola noche llegaron a causar más de 150 bajas a los rusos por solo 3 propias; en otras acciones inutilizaron piezas de artillería pesada o destrozaron atrincheramientos de los sitiadores.

Pero a finales del pasado año, el cerco aliado mostró su efectividad al agotarse los alimentos de los defensores, y el general Rapp, su comandante, decide capitular ante el Príncipe de Württemberg, quien le oferta una rendición honrosa que les permitiría volver a Francia con todos sus heridos, armamento, municiones equipos, y estandartes.

Sin embargo los rusos traicionan lo pactado en venganza por sus pérdidas, desarman a los 10.000 infantes franceses y les envían prisioneros a Rusia, de donde muy pocos volverán.

 5 enero 1814: Napoleón ordena al mariscal Augerau defender la zona de Lyon.

 9 enero 1814: Continúa el avance aliado; el mariscal Víctor abandona la Línea de los Vosgos.

11 enero 1814:

Nápoles se une a la Coalición.

Tras la II Guerra de Liberación, Francia pierde a casi todos sus aliados. En Italia, el mariscal francés Joaquín Murat, el que fuera uno de los más apreciados por Napoleón, y que fue nombrado por este Virrey de Nápoles, completa su traición firmando la paz con las potencias coaligadas y aliándose con Austria, que amenazaba sus dominios.

12 enero 1814: En Alemania, los Aliados asaltan y toman la fortaleza de Wittemberg.

14 enero 1814: El mariscal Ney ordena la evacuación de Nancy ante el avance de Blücher.

14 enero 1814:

Dinamarca se une a la Coalición.

Como consecuencia directa del resultado de la II Guerra de Liberación, Inglaterra y Prusia obligan a los daneses a romper su alianza con el derrotado Imperio Francés para sumar sus fuerzas a la Coalición. La Paz de Kiel firmada hoy además impone a Dinamarca la cesión de todo el territorio de Noruega a Suecia, que lo retendrá durante casi un siglo.

19 enero 1814: Los Aliados entran en Dijon.

23 enero 1814: Napoleón confía la regencia a la Emperatriz Maria Luisa.

24 enero 1814: José Bonaparte, nombrado Teniente General del Imperio.

25 enero 1814: Blücher entra en Nancy.

27 enero 1814:

Combate de Saint Dizier.

Napoleón ha decidido emplear sus escasas tropas con la mejor eficiencia posible, atacando por separado y consecutivamente a las tres columnas aliadas que invaden Francia camino de París. El 25 de enero abandona la defensa de la capital a su hermano José Bonaparte y se dirige a Chalons sur Marne, donde establece su cuartel general.

La vanguardia del Ejército de Silesia del general Blucher, unos 30.000 prusianos y rusos se dirigen hacia Saint Dizier, mientras el Ejército de Bohemia de Schwarzenberg marcha hacia Bar sur Aube, a unas 35 millas de la primera localidad, con el propósito de reunirse.

Bonaparte decide atacar a los aliados antes de que unan sus ejércitos, concentrando el 26 de enero a 41.000 franceses en Vitry le François, entre Saint Dizier, hacia donde se dirige el 2º Cuerpo del mariscal Víctor, y Chalons, ocupada por el mariscal Ney con tropas de la Joven Guardia.

El 6º Cuerpo del mariscal Marmont cubrirá el flanco izquierdo del despliegue francés, y las tropas de la Vieja Guardia, dirigidas por Mortier, el derecho. El Cuerpo de Reserva de París, de Gerard, queda en reserva cerca de Troyes.

Blücher llega hoy a Saint Dizier encontrando tropas francesas, pero el enfrentamiento acaba terminando en escaramuza y los aliados pueden continuar avanzando para reunirse.

29 enero 1814

Batalla de Brienne.

La vanguardia del Ejército de Silesia del general Blücher marcha al sur camino de París, llegando a la localidad de Brienne; el Ejército de Bohemia del general Schwarzenberg está tan sólo a 12 millas. El 28 de enero el general Gyulai llega a Vendeuvre y el general Württemberg a Bar sur Aube.

Napoleón hace maniobrar a 25.000 soldados hasta que logran situarse en la retaguardia del Ejército de Silesia, de unos 30.000 prusianos y rusos, situándose entre Saint Dizier y Montierender, mientras la vanguardia aliada, de unos 13.000 hombres, ocupa Brienne.

Blücher desconoce el tamaño del contingente francés emplazado a su espalda, hasta que sus hombres logran capturar dos correos franceses con información al respecto, y llama en su auxilio a las tropas de los generales Saken, Olsufiefv y Pahlen.

Hacia las 14:00 horas, Napoleón ordena asaltar la plaza a 18.000 franceses de los Cuerpos de Ejército de Ney y Víctor; en la acción destacan las intervenciones de la caballería del general Grouchy y la artillería, cuyo fuego mantiene alejados a los prusianos que intentan contraatacar.

Durante la lucha, una unidad de Cosacos está a punto de apresar al propio Bonaparte, pero al caer la tarde los asaltantes logran expulsar a los defensores, dirigidos por el propio Blücher y su lugarteniente, el general Gneisenau, que también estuvieron a su vez cerca de ser capturados cuando los franceses ocupan el castillo de la localidad.

Por la noche, las tropas rusas al mando del general Saken lanzan un asalto que es repelido por los franceses. Pasadas las 00:00 horas, los aliados optan por retirarse hacia las colinas de Trannes, en dirección a Bar Sur Aube, para reunirse con el Ejército de Bohemia.

Los franceses sufren unas 3.000 bajas y los aliados unas 4.000. Este enfrentamiento supone la primera toma de contacto entre los contendientes y; aunque haya vencido, es una derrota estratégica para Napoleón, al no impedir la reunión de los ejércitos aliados.

30 enero 1814:

Conferencia de Chaumont

En la villa francesa de Chaumont los generales aliados celebran su primera conferencia para decidir los objetivos de la campaña.

De momento todos están de acuerdo en que, como Napoleón parecer haber recuperado su espíritu de lucha y está dispuesto a resistir hasta el final, lo mejor será agrupar los ejércitos aliados para, aprovechando su superioridad numérica, acosar los flancos y la retaguardia de los ejércitos franceses, que se verán obligados a retirarse sin poder atacar por separado a las columnas de la Coalición.

Sin embargo, el respeto de los líderes aliados hacia el genio militar de Bonaparte es tal, que coinciden en el hecho de evitar en lo posible enfrentamientos directos con tropas comandadas por él. Pero el general Blücher odia a Napoleón de forma casi irracional, y declara que le combatirá en cuanto se le presente la mínima ocasión de vencerle.

 1 febrero 1814:

Batalla de La Rothière.

Tras la batalla de Brienne, 39.000 hombres del Ejército de Silesia al mando de Blücher se retiran derrotados al sur, pasando por La Rothière hasta llegar a las colinas de Trannes, dondeSchwarzenberg, el comandante en jefe de los ejércitos de la Coalición y general al mando delEjército de Bohemia, envía un correo comunicando que manda nutridos refuerzos para ahuyentar a Napoleón. Pero Blücher, planea enfrentarse a él y acampa.

Bonaparte despliega a sus tropas en forma de «U» con su línea central de Dienville hasta Mesnil pasando por La Rothiére, defendida por el Cuerpo de Gerard, el 2º de Víctor, la artillería de la Guardia, de Drouot y la caballería de la Vieja Guardia, de Nansouty. Al noroeste, en Brienne, el mariscal Ney con la Joven Guardia, y al este, entre el Bosque de Ajou y Chaumesnil, el 6º Cuerpo de Marmont y el 5º Cuerpo de Caballería de Milhaud.

En total, Napoleón emplaza en el sector de La Rothière unos 30.000 infantes, 13.500 jinetes y 132 cañones servidos por 1.500 artilleros.

Son días invernales muy malos, con intensas nevadas que dificultan mucho la visibilidad, entorpeciendo la labor de las patrullas de reconocimiento y la movilidad de la infantería; los jóvenes reclutas franceses son los que más padecen los rigores del clima; en cambio sus enemigos rusos lo soportan mejor.

Blucher despliega al sur de La Rothière a los rusos del Ejército de Silesia. La primera línea está formada por los 6º y 9º Cuerpos y es comandada por el general Sacken. En Reserva quedan el 3º Cuerpo de Granaderos, del general Raevsky, el 5º de Guardia Imperial y dos Cuerpos de caballería; al mando de Barclay de Tolly; atrás, en las colinas de Trannes, se apostarán el Zar, el rey de Prusia, Blücher, y mas tarde se les unirá Schwarzenberg.

Napoleón es informado de la llegada de más tropas aliadas y el mismo monta a caballo al frente para comprobarlo. Efectivamente, más unidades llegan al sector por el sur y el este.

El Ejército de Bohemia envía a Blücher el 3º Cuerpo de Ejército del general Giulay, que se se posiciona al sur de Divenville, el 4º de Wittemberg, que avanza hacia el sureste de Mesnil, el gran Cuerpo Austro-Bávaro de los generales Wrede y Frimost, que toman posiciones al este deChaumesnil y el Bosque de Ajou, y un Cuerpo de caballería ruso, que se posiciona al sur de Mesnil; además de una columna de 500 milicianos prusianos.

En total, Blücher dispondrá de unos 80.000 soldados, 15.000 jinetes y 338 cañones servidos por 4.000 artilleros; el triple de fuerzas de infantería y artillería que los franceses.

Napoleón se percata del vuelco que ha dado su situación y dispone los preparativos para un repliegue hacia Lesmont, al noroeste, pero Blücher da a los rusos la orden de atacar.

Al mediodía, los 11º y 36º regimientos de Cazadores rusos del general Sacken avanzan al norte apoyados por el fuego de dos baterías. Nansouty ordena una carga a sus Dragones de la Vieja Guardia, pero no no pueden romper los cuadros rusos y se retiran.

La artillería francesa bombardea las posiciones de Sacken, quien ordena traer más artillería de la Reserva para apoyar un segundo asalto de los Cuerpos de infantería rusa, recibidos con descargas de fusilería de la división del general Duhesme, atrincherada en La Rothiére, fuego de la artillería francesa y una segunda carga de caballería de la Vieja y la Joven Guardia enviadas por Nansouty, unos 6.000 jinetes en total.

Varias unidades de Dragones y Húsares rusos; unos 1.500 jinetes rusos, contraatacan de frente y por su flanco izquierdo a la caballería francesa, deteniendo su acometida y amenazando con envolver su retaguardia. Los jinetes de Nansouty, a pesar ser cuatro veces más, dan media vuelta a sus grupas y se retiran en desbandada hacia el norte.

Los rusos persiguen a la caballería francesa, sorprendidos de su cobardía, capturando unas 24 piezas de artillería ligera. El general Milhaud envía al este de La Rothiére una división de Dragones que cierra la brecha y hace replegarse a los jinetes rusos, pero no a su infantería, que continúa avanzando hacia la villa.

Los 6º y 9º Cuerpos de Ejército ruso asaltan La Rothiére recibidos por nutridas descargas de fusilería del general Duhesme y metralla de artillería, pero la humedad de la nevada ha inutilizado gran cantidad de pólvora y muchos de los mosquetes y cañones de ambos contendientes no disparan; las sangrientas luchas callejeras que se suceden se libran a bayonetazos, cuchilladas, culatazos, patadas, puñetazos en incluso a pedradas.

Blucher ordena al 3º Ejército Austriaco del general Giulay que avance para apoyar el asalto marchando hacia el sur de Dienville, pero en cuanto los soldados del general Gerard abren fuego contra los desmoralizados austriacos, estos se repliegan al sur.

Al noreste de La Rothiére, los bávaros y wittembergianos atacan las localidades de Morvilliers y Chaumensil, que son defendidas con éxito por las tropas del mariscal Marmont y la caballería del general Milhaud, y con refuerzos enviados por el mariscal Víctor penetran en el flanco derecho aliado por el pueblo de La Giberie. El general Wrede y el Príncipe de Wittemberg piden desesperadamente tropas de la Reserva.a Blücher

Hacia las 16:00 horas, los rusos y prusianos ocupan el centro y el sur de La Rothiére pero los franceses retienen la parte norte, bombardeando los barrios que ocupan los aliados. Sacken también pide más tropas a Blücher para tomar la localidad, pero este prefiere enviar toda la Reserva al flanco derecho.

Napoleón observa que la Reserva aliada marcha hacia el sector de La Giberie, dejando debilitadas sus posiciones en La Rothiére, enviando contra los aliados al sur de la villa al general Colbert con una división de caballería de la Guardia Imperial. El 9º Cuerpo ruso es cogido por sorpresa, sufriendo muchas bajas. Blücher da una contraorden a Barclay de Tolly para que haga volver las reservas.

Mientras, en el flanco derecho los Ulanos austriacos se imponen a los jinetes del Cuerpo de Caballería de Milhaud en la franja de terreno entre Morvilliers y Chaumensil, y ambos pueblos quedan defendidos sólo por la división del general Lagrange. Hacia las 16:00 horas, la infantería aliada de Wrede y el Príncipe de Wittemberg toma Chaumensil, pues los dos batallones franceses se repliegan sin luchar, en espera de refuerzos.

Poco antes de las 19:00 horas, Bonaparte envía a Chaumensil, en apoyo del contraataque de Lagrange y la división de caballería de Domerc, a la 2ª división de caballería de la Guardia, del general Guyot, y la 1ª división de Voltigeurs, con 16 cañones. Pero la caballería aliada es superior; tres regimientos de jinetes austro-bávaros desbandan a los franceses y toman toda su artillería; los fugitivos escapan al amparo de una nevada.

Los aliados toman después La Giberie, y retienen Chaumensil, posición que separa el flanco izquierdo francés de su centro. El Cuerpo de Marmont queda aislado, y sus infantes huyen presa del pánico, siendo muchos de ellos muertos por la caballería ligera bávara. Napoleón se percata de que ya no puede mantenerse, y ordena que las tropas de Ney y Grouchy protejan la retirada del resto del ejército hacia el noroeste, más allá de Brienne.

Al anochecer, Napoleón ordena al general Rottembourg, de la 2ª división de Tiradores de la Joven Guardia, que tome el sur de La Rothiére para obstaculizar el avance aliado. Los agotados y diezmados rusos huyen ante las primeras descargas de los franceses, quienes introducen en las estrechas calles cuatro cañones que provocan una gran incendio. La caballería de la Joven Guardia entra en la caótica población, Sacken resulta herido.

A las 20:00 horas Blücher envía a La Rothiére  la 2ª división de Granaderos, hasta ahora en la Reserva, y a una brigada austriaca, mientras Giulay bombardea Dienville. Una hora después todas las unidades francesas se han replegado en buen orden al este de Brienne. La oscuridad de la noche, acompañada de una intensa ventisca de nieve, obliga a los aliados a suspender la persecución, aunque los franceses disparan algunos cañonazos.

Los aliados han sufrido unas 6.400 bajas entre heridos y muertos; de las cuales unas 4.000 corresponden a las tropas del general Sacken. Los franceses tienen unas 6.000 bajas y han perdido más de 50 cañones; además unos 4.000 soldados desertarán en la madrugada y durante el día siguiente. Blücher pasará la noche en el castillo de Brienne, el mismo que abandonó hace unos días; Napoleón se retira al este, hacia Troyes.

 2 febrero 1814:

Conferencia de Brienne.

El Canciller austriaco Von Metternich se reúne con el Vizconde de Castlereagh, Robert Stewart, responsable de los Asuntos Exteriores del gobierno británico, y que impulsara la entrada de Inglaterra en la Guerra de Independencia Española, para socavar el poderío del Imperio Francés en el continente, una vez que fuera derrotado en el mar en la batalla de Trafalgar, de la que él mismo fue en parte artífice al ser entonces Ministro de la Guerra.

El diplomático inglés llegó el pasado 24 de enero a las filas de los aliados, estando completamente de acuerdo con el Sistema de Metternich, doctrina geoestratégica que busca mantener el equilibrio de fuerzas militares en Europa, política tradicional de Gran Bretaña desde hace más de un siglo. De momento acuerda con el Canciller austriaco que las fronteras de Francia vuelvan a ser las del Antiguo Régimen cuando Napoleón sea vencido, lo cual dan por seguro debido a la gran superioridad de los ejércitos aliados.

Los conferenciantes no logran sin embargo acordar si es mejor ocupar París antes o después de haber derrotado a Bonaparte, pero la guerra contra él continúa.

 2 febrero 1814:

I Consejo de Guerra aliado.

Los comandantes aliados deciden hoy dividir a sus fuerzas en avance hacia la capital para facilitar su suministros.

Blücher parte de Brienne a las 09:00 horas con el Ejército de Silesia, en marcha hacia Meaux, atravesando Châlons por la ribera del Marne, y Schwarzenberg se encamina con el Ejército de Bohemia hacia Troyes, siguiendo el curso del Sena pasando por Sens y Fontaineblau. Entre ambos ejércitos marcharán los Cosacos de los generales Seslawin y Wittgenstein.

Mientras, Napoleón planea establecer otra línea en Arcis sur Aube, en el camino a París.

Al día siguiente, 3 de febrero, Bonaparte entra en Troyes; la derrota y la retirada en La Rothiere ha bajado la moral de sus tropas. Los supervivientes del 6º Cuerpo del mariscal Marmont llegan a Arcis, perseguidos por los aliados del general Wrede, que quema el puente de la localidad poco después, obligando a Napoleón a retirase más al oeste, a Nogent sur Seine, dejando a Grouchy contener a los Cosacos en el camino en Troyes.

 3 a 9 febrero 1814:

I Congreso de Chatillon.

Los gobiernos coaligados intentan que Francia, ahora militarmente débil, renuncie por vía diplomática a los territorios que ha ocupado desde 1789 y que aún mantiene dentro de sus fronteras, evitando mayor efusión de sangre. Con este motivo celebran una reunión en Chatillon. El Imperio Francés estará representado por Caulaincourt, Austria por Stadion, Rusia por Razourmovski, e Inglaterra por Castlereagh; Prusia no desea ningún acuerdo.

Al inicio del congreso, la actividad militar aliada se ralentiza hasta paralizarse, a instancias de Inglaterra, y sobre todo, Austria, pasividad que enfurece a Rusia y Prusia. Blücher pedirá a su rey permiso para maniobrar hacia el valle del Marne, que le es concedido el día 4 de febrero; junto a él marcharán los Cosacos de Pahlen; pero Schwarzenberg, el comandante supremo de la Coalición, permanecerá inactivo hasta el fin del congreso.

La reunión se suspenderá cuando el Marqués de Caulaincourt manifieste, tras haber escuchado las exigencias aliadas, que no puede hacer concesiones sin el permiso expreso de Napoleón; pero este no responde, por hallarse en Nogent sur Seine reuniendo tropas para continuar la campaña más extraordinaria de toda su carrera.

El 9 de febrero el congreso se cerrará en falso ante la falta de respuesta francesa, y al día siguiente Schwarzenberg reanudará la marcha del Ejército de Bohemia hacia París, mientras Napoleón dedica toda su atención a cerrarle el paso a Blücher.

 8 febrero 1814

Batalla del Río Mincio.

En Italia, el mariscal francés Joaquín Murat, Virrey de Nápoles, firmó el pasado 11 enero un tratado de paz aliándose con Austria. En un exiguo gesto de amistad a Napoleón, al que había traicionado con su acción, cedió el mando de los 41.000 soldados franceses de su Cuerpo al mariscal Eugene, que se retiran a Francia sin esperar encontrar gran oposición.

Al general austriaco Bellegarde se le ordena destruir este contingente antes de que se repliegue a su patria y pueda unirse al resto de los ejércitos del Emperador, y de paso recuperar las posesiones que el Imperio Austro-Húngaro tenía en el norte de Italia, esperando encontrarlas desguarnecidas.

Eugene despliega 34.000 soldados en la ribera nororiental del río Minicio, en una línea norte-sur desde el lago Garda hasta el río Po, enviando a los otros 7.000 a cubrir su flanco sur. Planea practicar un doble envolvimiento con las mermadas divisiones de Grenier y Verdier; además cuenta con una división de caballería y una unidad de Guardias italianos.

Bellegarde avanza hacia el Mincio con 35.000 soldados repartidos en tres divisiones al mando de Radivojevich, Pflacher y Vecsey. Otra al mando Helfende marcha hacia Mantua, mientras una brigada permanece ante el fuerte de Peschiera. Bellegarde cree que los franceses se retiran y que en el Mincio sólo habrá una retaguardia nominal.

Desde las 09:00 horas, varias unidades austriacas cruzan el Mincio por Borgetto, entablando confusos combates con los franceses que se recrudecen una hora después y se prolongan el resto del día. Eugene envía refuerzos al frente y organiza un contraataque, expulsando a los austriacos al otro lado del río, aunque no puede cruzar el puente de Borgetto por anochecer.

Al día siguiente Bellegarde teme una ofensiva francesa y se repliega, pero en realidad Eugene había ya dispuesto retirarse a Goito y Mantua. En esta batalla imprevista e infructuosa los franceses han sufrido unas 3.500 bajas y los austriacos unas 4.000.

10 febrero 1814

Batalla de Champ Aubert o Champaubert

El 5 de febrero, Blücher avanza hacia Châlons al mando del Ejército de Silesia, con el objetivo personal de llegar a París, cuando es informado de que cerca se halla el Cuerpo de Ejército del mariscal Macdonald, decidiendo aprovechar la oportunidad de destruirlo, enviando contra él varias divisiones. Pero los franceses se repliegan a Meaux, quemando tras ellos los puentes sobre el Marne, impidiendo así que los aliados les alcancen.

La noche del 7 de febrero, Blucher llega a Sezanne, y en un exceso de confianza por la falta de presencia militar francesa, comienza a dividir su grupo. Así, las unidades acamparán repartidas entre las villas de Sezanne, Epernay, Montmirail y Etoges.

Pero al poco de acampar, los aliados reciben la noticia de que los Cosacos del general Pahlen han sido derrotados por una fuerza francesa desconocida 48 horas antes, dejando su flanco izquierdo sin protección. Aunque se rumorea que Napoleón está en el sector y que pueden haber sido hombres bajo su mando, Blucher decide continuar la campaña.

Para el día 8 de febrero, el Ejército de Silesia avanza hacia la capital de Francia dividido en dos grupos, separados unas 44 millas entre sí: el principal marcha muy desperdigado por el el Gran Camino de París, que pasa por Cheteau Thierry, y el grupo más pequeño anda por el Pequeño Camino de París, que pasa por Champ Aubert y Montmirail.

Napoleón planea aprovecharse de la separación del Ejército de Silesia, reorganizando sus escasas tropas para formar grupos de ejército de tamaño y valía lo suficientemente justas como para adquirir ventaja sobre los aliados sin dejar indefensos otras zonas. Pero sabe que sólo tendría oportunidades de derrotar a los invasores si hace maniobrar a sus tropas con gran celeridad, para contar con el factor sorpresa e impedir que estos se refuercen.

Como defensa inmediata ante cualquier maniobra hostil del Ejército de Bohemia del mariscal Schwarzenberg, que desde el día 7 de febrero acampa en Troyes, Bonaparte deja al mando del mariscal Oudinot dos Cuerpos de Ejército, unos 39.000 soldados, entre los cuales hay veteranos de la campaña en España. Para atacar a Blücher, Napoleón acoge bajo su mando otros 30.000 soldados, unos 10.000 de ellos jinetes, y 120 cañones.

El 9 de febrero, Napoleón ya está con su contingente en Sezanne, a unas 10 millas del grupo menor del Ejército de Silesia, a cuyo encuentro continúa avanzando; las patrullas del general prusiano Von Yorck avisan de la presencia de caballería francesa el mismo día. Blücher marcha a Bergeres a por refuerzos, dejando sólo en Champ Aubert al Cuerpo de Ejército ruso del general Olsufiev, infravalorando la rapidez de marcha de los franceses.

A las 10:00 horas de la mañana del 10 de febrero, los soldados de Bonaparte caen sobre los 5.000 desprevenidos aliados y 24 cañones del general Olsufiev, que luchan con  valentía por la creencia de que Blücher les enviará refuerzos, pero esto no sucede, y el enfrentamiento termina hasta las 15:00 horas tras ser rodeados por la caballería francesa.

El Cuerpo de Olsufiev resulta aniquilado; 4.000 de sus hombres son muertos, heridos o capturados, entre estos últimos su propio general, además de perder toda su artillería. Los franceses sufren sólo 200 bajas, y comienzan a recuperar su fe en Napoleón.

11 febrero 1814:

Batalla de Montmirail.

En la mañana del 10 de febrero, Napoleón ordena al mariscal Macdonald dirigirse hacia Montmirail con su Cuerpo de Ejército, atrayendo al Ejército de Bohemia hacia él por ser los franceses de esta unidad menos numerosos y estar de camino a París.

Si el señuelo tenía éxito, Bonaparte atacaría a las unidades rusas o prusianas una por una según se fuesen aproximando al Marne, al oeste de su posición, y después Macdonald maniobraría para cortar la retirada de los aliados que cayesen en la trampa.

Pero Macdonald tiene que esperar hasta hoy un equipo de pontoneros con material y herramientas para poder moverse y cumplir la orden; la falta de ingenieros de este tipo es un problema para los franceses durante toda la campaña.

Aun así, el plan funciona, y los Cuerpos de Ejército rusos del general Saken acuden en persecución de Macdonald, cuando el contingente de Napoleón avanza hacia ellos de forma inesperada y el mariscal comienza a moverse para cortarles la retirada.

A las 11:00 horas, Napoleón ordena a sus 19.000 franceses que ataquen a los 18.000 soldados aliados y 90 cañones del general Sacken. Este resiste con la esperanza de recibir algún socorro del resto del Ejército de Silesia, sufriendo muchas bajas.

El general Yorck acude en ayuda de Sacken desde Chateu Thierry, al norte, con dos Cuerpos de Ejército prusianos que consiguen asegurar un ruta de escape para los rusos, estos consiguen abrirse paso en un encarnizado enfrentamiento, siendo perseguidos por la caballería francesa, que acuchilla a muchos de los fugitivos.

Los rusos sufren 6.000 bajas y pierden 13 cañones; los franceses tienen 2.000 bajas.

12 febrero 1814:

Batalla de Chateau Thierry

Tras la batalla de Montmirail, el general Von Yorck vuelve a su cuartel en Chateu Thierry protegiendo la retaguardia de los diezmados Cuerpos de Ejército rusos de Sacken; en total los rusos y prusianos suman unos 30.000 soldados.

A pesar de su inferioridad numérica, Napoleón no se detiene descansar tras su victoria en Montmirail, y ordena al Cuerpo de Ejército del mariscal Ney hostigar la retirada aliada.

Los franceses alcanzan la retaguardia prusiana en la ribera del Marne, y aunque Von York emplaza bien su artillería, no evita que la caballería de La Vieja Guardia haga una masacre; muchos prusianos prefieren rendirse.

Los prusianos sufren 3.000 bajas y pierden 9 cañones; los franceses tienen 600 bajas. Con esta acción Bonaparte recupera la moral y la confianza de sus hombres, que pasan la noche en Chateau Thierry, mientras los aliados se retiran a Reims.

14 febrero 1814

Batalla de Vauchamps.

El 13 de febrero Napoleón sale de Chateau Thierry, y enardecido por sus últimos triunfos sobre el Ejército de Silesia de Blücher, cree que es el momento de atacar al Ejército de Bohemia de Schawarzemberg, que está más al oeste.

Mientras las fuerzas del mariscal Mortier persiguen a los Cuerpos aliados derrotados y en retirada de los generales Sacken y Yorck, Napoleón deja al Cuerpo de Ejército del mariscal Marmont, de tan sólo 2.500 infantes y 1.800 jinetes, en Etoges, en el Viejo Camino de París, en vigilancia de las maniobras del resto del Ejército de Silesia.

Pero la mañana del 14 de febrero, la vanguardia del Ejército de Silesia, 5.700 hombres del Cuerpo de Ejército del general Zeithen, comienza a avanzar. Marmont se retira de su posición con sólo dos horas de ventaja sobre los prusianos, dirigiéndose a Vauchamps, cerca de donde recoge otros 5.000 soldados franceses que Napoleón dejó en el sector.

Bonaparte ordena a Marmont que ataque con sus 9.300 franceses al Cuerpo de Zeithen, prometiéndole mandar tropas contra el grueso del ejército de Blücher.

A las 10:00 horas el mariscal Marmont comienza su ataque contra la columna prusiana de Zeithen, que a su vez está a tres horas de camino del contingente de Blücher. El Cuerpo prusiano se mantiene por breve tiempo para después retirarse ante el empuje francés.

Napoleón envía a la caballería del general Grouchy contra el flanco derecho de los 20.000 soldados comandasdos por Blücher, quien comprende que los atacantes no son una fuerza aislada o rezagada, si no unidades lideradas porl propio Bonaparte, ordenando un repliegue de vuelta hacia el este, por el Viejo Camino de París.

Sin embargo la caballería de Grouchy se retrasa debido terreno pantanoso por el que debía avanzar, y su maniobra de envolvimiento fracasa, pudiendo escapar de la trampa la mayor parte de los prusianos de Blücher, atacados por unos 30.000 franceses, que hostigan la retirada de los rusos y prusianos hasta Chalons.

Durante la jornada los aliados sufren 7.000 bajas entre muertos, heridos y prisioneros, además de perder 16 cañones, carros de suministros y gran parte de la caballería. Los franceses tienen unas 600 bajas.

Esta derrota es humillante para Blücher, que durante los últimos 5 días ha perdido en combate unos 20.000 hombres y 62 cañones, para terminar retirando todo su ejército, mientras que sus adversarios han defendido París perdiendo unos 3.500 soldados. Para Napoleón ha supuesto el colofón a una de las campañas más espectaculares de su vida, ganándose incluso la admiración de sus enemigos, que no volverán a infravalorarle.

Pero lo cierto es que Blücher podrá rehacerse de sus pérdidas, y Bonaparte no.

15 febrero 1814: Wellington reanuda la ofensiva aliada en la Francia meridional.

17 febrero 1814: Combate de Mormant.

18 febrero 1814:

Batalla de Montereau

El 10 de febrero, mientras Napoleón atacaba al Ejército de Silesia del general Blücher que se aproximaba hacia París por el norte, el mariscal Schawerzemberg iniciaba sus preparativos para marchar hacia la capital desde el este con su Ejército de Bohemia. inactivo durante una semana en su cuartel general de Troyes.

Protegiendo el este de la capital se hallaban tan sólo los Cuerpos de Ejército franceses de los mariscales Víctor y Oudinot, que ante la avalancha de los coaligados se repliegan por el Camino de París hacia Nogent, al oeste, uniéndose al Cuerpo de Macdonald para improvisar una débil línea defensiva en el río Yeres, a tan sólo unas 25 de millas de la capital, en donde empieza a cundir el pánico.

Ocupado en su lucha contra Blücher, todo lo que hace Bonaparte es enviar al Cuerpo de Ejército de Mortier a la ciudad de Soissons, en vigilancia de cualquier maniobra de apoyo de las vanguardias del Ejército del Norte, comandas por el general Bulow, y que amenazan Laón avanzando desde el norte, atravesando Bélgica.

El 15 de febrero, tras poner en fuga a todo el Ejército de Silesia, Napoleón aumenta sus tropas marchando hacia el suroeste, recogiendo los Cuerpos de Ejército de Víctor, Oudinot, Macdonald, Mortier y Marmont, obligándo a sus hombres a recorrer los 100 Km de distancia que les separan del Ejército de Bohemia en dos días agotadores, pues al día siguiente continúan andando hacia el sur.

El 17 de febrero los generales Gérard y Grouchy atacan el flanco aliado, defendido por el Cuerpo austro-bávaro del general Wrede, sucediendo un breve enfrentamiento en el pueblo de Mormant, que sin embargo hace desistir al desmoralizado Schwarzenberg de avanzar con todo su ejército hacia París, pues teme que, tras el repliegue de Blücher, los franceses del mariscal Augerau salgan de Laon cortando su ruta de suministros y de huída.

Para cubrir su retirada, Schwarzemberg destaca al Cuerpo de ejército del Príncipe Eugéne de Wurttemburg, de unos 10.000 infantes, 1.000 jinetes y 26 cañones en la villa de Monterau, en la confluencia de los ríos Sena y Yonne; los puentes al este de la localidad fueron quemados poco tiempo después de que los aliados invadieran el país.

El 18 de febrero, las tropas francesas avanzan hacia Monterau debiendo cruzar el Sena por carecer de pontoneros. Enseguida los austriacos y bávaros les hostigan para impedirles el paso, hasta que a las 15:00 horas llega Napoleón al sector, reorganizando el despliegue de sus soldados y ordenando emplazar una gran batería artillera.

Tras un pesado y sangriento bombardeo francés, sigue el asalto de la infantería y caballería del general Gerard, feroz por su elevada moral y cruento por su ausencia de piedad. Miles de aliados prefieren rendirse para evitar ser asesinados. Eugenio de Wurttemburg se retira totalmente derrotado con menos de la mitad de sus hombres.

Los aliados sufren unas 6.000 bajas, de ellas unos 2.000 resultaron muertos o heridos y otros 4.000 son capturados; los franceses tienen unas 2.000 bajas.

Napoleón ha conseguido defender París por segunda vez, a pesar de hallarse inicialmente en inferioridad de 3 a 1 ( sus 80.000 franceses contra los 240.000 aliados), poniendo en fuga al Ejército de Bohemia hacia Troyes, y separándolo del Ejército de Silesia. Tras este encuentro, los comandantes aliados se convencen de que no deben menospreciar las capacidades de los franceses y su Emperador.

21 febrero 1814: Combate de Mry; Schawarzenberg se retira a Bar sur Aube.

22 febrero 1814: II Consejo de Guerra Aliado; Blücher avanza al sur con 50.000 soldados.

23 febrero 1814: Schwarzenberg evacua su cuartel general de Troyes.

24 febrero 1814: Napoleón entra en Troyes con cerca de 90.000 soldados franceses.

26 febrero 1814: III Consejo de Guerra Aliado; Blücher decide marchar hacia París.

27 febrero 1814:

Combates de Meaux y Bar sur Aube.

El 24 de febrero, Napoleón envía a los mariscales Oudinot y Macdonald, con tres Cuerpos de Ejército y tres Cuerpos de Caballería franceses, en persecución de la retirada del Ejército de Bohemia del mariscal Schwarzenberg, dejando al Cuerpo de Marmont vigilando al Ejército de Silesia del general Blücher, que creía replegándose a Châlons; el propio Bonaparte se queda con su contingente en Troyes.

Pero el 26 de febrero, Blücher decide reanudar de nuevo su marcha hacia París, batiendo al Cuerpo de Marmont en La Ferte Gaucher, que se retira, junto al Cuerpo del mariscal Mortier, hacia La Ferte sous Jouarre, en el río Marne. Después el Ejército de Silesia maniobra hacia el oeste, ganando posiciones a Napoleón, que tras leer el informe de Marmont se convence de que los aliados avanza hacia la capital.

El 27 de febrero, Bonaparte recoge al Cuerpo de Ejército del mariscal Ney y comienza a avanzar hacia el este, planeando una trampa con la que espera cercar y destruir por completo al Ejército de Silesia antes de tres días y ahuyentar al de Bohemia.

Blücher, con unos 50.000 aliados, no resiste la tentación de atacar a los 10.000 franceses de los Cuerpos de Marmont y Mortier, tal y como esperaba Napoleón, que comienza  a avanzar hacia la retaguardia prusiana con sus 35.000 soldados, mientras los Cuerpos de Oudinot y Macdonald, con 42.000 hombres, evitan cualquier socorro de Schwarzemberg, que después Bonaparte planea expulsar de Francia, firmando una paz con Austria.

Pero en lugar de retirarse hacia el Marne, con Napoleón había dispuesto, Marmont y Mortier lo hacen hacia Meaux, parapetándose en la villa tras tomarla al Cuerpo del general Sacken, a la vanguardia del Ejército de Silesia; sin embargo esta acción cierra a los prusianos el camino a París.

El mismo día, Schwarzenberg en lugar de huir de Oudinot y Macdonald, aprovecha que Napoleón se halla combatiendo a Blücher, para detenerse en Chaumont, ordenando a sus tropas dar media vuelta hacia el enemigo, marchando hacia Bar sur Aube; esta inesperada maniobra que sorprende a Bonaparte obliga a 12.000 soldados del mariscal Macdonald a replegarse hacia el oeste, hacia Troyes, restándole a Oudinot un cuarto de sus efectivos.

El plan de envolvimiento de Napoleón fracasa. El 28 de febrero, Blücher llega a 6 millas al este de Meaux; Marmont y Mortier se retiran. Napoleón irá en persecución de Blücher, pero la falta de pontoneros le retrasará en cada río que encuentre en su camino. Mientras, Schwarzemberg se limitará a reanudar su lento avance hacia París.

27 febrero 1814: Batalla de Orthez, al sur de Francia, entre británicos y franceses.

Mis mayores agradecimientos a: De re militari. 😉

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